Quiénes son realmente los que plantearon una oposición sólida a Cornejo y Suarez

Gabriel Conte
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Soy Gabriel Conte, periodista. Fundé el diario Memo (memo.com.ar) en 2019. Creé y dirigí en los años ’90 la hoja de cultura El Comunero. Fui director de la revista Mendosat y durante 12 años trabajé como periodista, subdirector y luego director del portal MDZ, además de ser director de MDZ Radio. Mis primeros pasos en el periodismo los di en LV10 Radio de Cuyo. Mi programa «Tormenta de ideas» entrevistó a unos 30 mandatarios y expresidentes, premios Nobel y figuras destacadas del mundo, por Radio Nihuil. He colaborado con medios de Argentina y el extranjero.

Mientras Omar De Marchi, Daniel Orozco y Jorge Difonso hasta «anteayer» vieron a Cornejo como «alto, rubio y de ojos celestes», el peronismo que no cayó en la tentación de unirse a La Unión Mendocina fue el verdadero opositor, capaz de plantear (unas veces con más calidad que otras) su oposición a las gestiones de Cambia Mendoza.

«Derribando mitos» se llamó la gira provincial que encaró, el año pasado, el peronista Lucas Ilardo para activar e intentar unir a todo el peronismo de Mendoza. Se puede decir que, con su particular estilo, muchas veces irritante para quien no comulga con sus ideas, se puso el Partido Justicialista al hombro cuando nadie asomaba la cabeza, por miedo a que se le quitara el lugar de confort que venía ocupando.

Mientras eso ocurría en el PJ y sus aliados, Omar De Marchi, Daniel Orozco y Jorge Difonso disfrutaban de lo conseguido durante 7 años de convivencia en el espacio creado por Alfredo Cornejo y de los lugares que les dio en su gobierno Rodolfo Suarez. Solo al final, cuando se dieron cuenta de que por sí solos no podían imponerse en una interna, como ya les había pasado muchas veces antes por cierto, decidieron romper.

Al hacerlo, primero se arrepintieron de lo que antes habían apoyado con fuerza, lo cual habla del tenor de sus convicciones. Luego, empezaron una recolección de dirigentes perdedores de diversos partidos, con preeminencia de kirchneristas, dejando de lado el discurso antipopulista con el que habían llegado a sus cargos que todavía ejercen y armar su propia estrategia populista. Para ello, contrataron como gerentes a monjes negros que tanto el peronismo como el radicalismo ya habían dado de baja y que, al intentar sobrevivir dentro de sus antiguos partidos, fueron rechazados por el electorado en forma contundente.

Finalmente, con Orozco recluido en su escandalosa gestión de Las Heras junto a su pareja, Janina Ortiz y una nómina importante de personajes marginales de la política, Omar De Marchi se convirtió en un Caballo de Troya para permitirles llegar a la Casa de Gobierno y la Legislatura a sindicalistas, exfuncionarios y militantes diversos que transitaban por las orillas de la actividad política mendocina.

Hoy se plantean como posible fuerza de gobierno, en un collage que todo indicaría que puede explotar en tensiones y disputas no bien consigan desembarcar en el poder.

Frente a ello, a los «peronistas de alma» les está costando arrancar. Tienen el contrapeso del mal gobierno nacional y tanto Omar Parisi como Ilardo no pueden salir a avisar que muchos de quienes fueron gobierno alrededor de Paco Pérez, ahora están con De Marchi. Sin embargo, en las últimas dos semanas intentarán demostrar su coherencia: nunca vieron «rubio, alto y de ojos celestes» a Alfredo Cornejo como sí lo hicieron De Marchi y sus socios.

Parisi, mientras De Marchi apoyaba a Cornejo, trabajaba en la actividad privada, situación que no conoce el ex PRO, adscripto a la pauta de las dietas del Estado desde siempre.

Ilardo sistematizaba la oposición. De allí que en medio de la confusión electoral generada por tanta campaña sucia, junto a la maquinaria de picardía y rosca que ha sabido articular eficientemente De Marchi, al Partido Justicialista, a pesar de las deserciones, le toca recordar que son ellos, y no La Unión Mendocina, los distintos a Cornejo y Suarez.

Solo hay que ver si consiguen recordarle a la gente la verdad de la situación.