AquÃ, algunos textos de Gabriel Conte en «Abretesésamo», presentado en 2003.
Abretesésamo es un libro que fue editado en el año 2003, que presenta poesÃa erótica. El diseño de tapa estuvo a cargo de Gerardo Tovar y el de interiores, de MarÃa Eugenia Sicilia. Fue editado por Editorial Qellqasqa.
El prólogo es del escritor Reynaldo Sietecase, autor de entre otros libros- «Cierta curiosidad por las tetas».
El libro incluye un «devocionario» a la poesÃa poco conocida del gran autor mendocino Rodolfo Braceli.
La presentación se realizó en el auditorio Ãngel Bustelo de la Ciudad de Mendoza, en el marco de la Feria del Libro y fue presentado por el exrector de la Universidad Nacional de Cuyo (UNCUYO) el antropólogo Luis Triviño, quien leyó a dó con el autor varios textos. Un dato de color es que presenció el acto el escritor chileno Jorge Edwards.
Algunos de los poemas del libro, a continuación:
Abretesésamo para un ateo caliente
Abrete,
Que aquà vengo
A completar el trabajo
Que el Creador dejó
Inconcluso
Cuando se cansó de pensar
Cómo cagarnos.
Verás que es posible
Que vuelvas a ser mi
Costilla.
Juntos, al polvo volveremos.
Plegaria
MarÃa que das consuelo
MarÃa que te presentas luminosa en mis sueños
MarÃa que eres toda mujer
MarÃa de los que estamos solos
MarÃa de los necesitados de amor
MarÃa impura, pavorosamente sexy
MarÃa de las zonas erógenas despiertas, alertas
MarÃa, marÃa, marÃa
MarÃa de la mirada canÃbal
MarÃa que bebes del cáliz el jugo de los dioses
MarÃa de las mechas ligeramente mojadas cayendo sobre tus hombros
MarÃa de túnica transparente
MarÃa, la insinuante
MarÃa, la ninfómana
MarÃa, envoltura de hombres de poca fe en hoteles de ruta
MarÃa, MarÃa, MarÃa
No tengas piedad, sólo hazlo
MarÃa que escuchas
MarÃa que susurras ininteligibles santas palabras a mi oÃdo, acostada a mis
espaldas, junto a un envión de pechos erectos
MarÃa que aceptas que derrame en ti mis bendiciones
MarÃa que me bendices de cuerpo entero
MarÃa, que me amordazas con tus labios
MarÃa que anulas todos mis pensamientos
Eres santa
MarÃa, MarÃa, MarÃa
Escúchame, nuevamente
Abrázame, eternamente
AcarÃciame, dulcemente
Gime
Gime
Otra vez: gime.
Caramba
Pasé
Miré
Me sorprendÃ
Toqué
Me dolió
La mejilla
Toqué
Otra vez
-insistencia macha-
SeguÃ
Me alcanzó
Tocó
Se paró
Seguimos
Entramos
Estuvimos
Cogimos
Por los menos yo
Acabé
Nos fuimos
Toqué
Tocó
Uno al norte
Otro al sur
LevÃtico lascivo lésbico
Ojo contra ojo
Diente contra diente
Labio contra labio
Pecho contra pecho, caliente
Lengua contra lengua, hirientes
Brazo contra brazo, enredados
Pierna contra pierna, y
La otra pierna contra esta pierna
Mano contra mano
Sexo en contramano
Dedo contra dedo
Dedo contra ano, y luego
Dedo contra clÃtoris
Ojo por ojo
Diente por diente
No hay perdón cuando
Se trata se sexo
Ruta hacia su norte, después de una breve aunque placentera estadÃa en su sur
Y de vuelta al monte
Maté ese placentero sabor amargo
Con el dulce licor
Lácteo
Que brotaba cual géiser
Norte de vos
Tu norte
Nuestro norte
Contra norte
Se encontraron para
Hacer una
Pallanita pecho a pecho
Como para dar final a esta cruzada
TodavÃa después de tanto viaje
Sigo descubriendo
Frutos prohibidos que morder
Para que asÃ,
De una vez por todas,
Decidamos vivir en el
Más ardoroso de los infiernos
Complejo de Edipo o pensamientos dignos de ser invocados a lo largo de los cuarenta dÃas de abstinencia en el desierto, solo
Después de navegarte
Y aun cuando las velas permanezcan
Henchidas
Propulsándonos hacia un mareo perpetuo,
He de anclar en lo más profundo de tu mar
-precisamente en la parte más salada de este
mar salado, hundido bajo el nivel de todos
los otros mares
y, por lo tanto,
mar duro, mar áspero, mar repleto de vida
a la que le falta lugar donde existir-
Con la tensión de las cuerdas que
Quieren que todo el movimiento tome cuerpo,
Restregándose contra sà mismas,
En una acción que es desdoblar y replegar
Hasta que todo indicio de viento cese,
Como decÃa,
TodavÃa anclado en ti,
Bajaré en la búsqueda de aquella perla
Cultivada bajo la más espesa de las carnes,
La más jugosa
La más sabrosa
-cuaresma, territorio de mariscos-
las algas me darán la bienvenida
e indagaré sobre la existencia de tu perla
de mi perla
de nuestra perla cultivada
hasta rodearla
palparla y redescubrir una vida
silenciosa en el interior de su coraza
tocarla, agitarla, animarla a tomar como
propia la primera alma que pase por allÃ
Y será saboreada con la lengua en u
Hasta que diga basta,
La perla,
Hasta que tú también digas basta,
y pueda levar anclas para
Volver a navegarte.
Oración en dos planos
Oración en dos planos
(padre nuestro que estás en los cielos)
Cuántas veces más deberé apretar mis labios
Conteniendo la espuma o bien tragándola
Con disimulo
ocultando esa baba que seca mi lengua
Bajo la lengua, dejándola
Continuar con su deslizamiento
Hacia las palabras,
Pronunciando esta letanÃa
De ruegos
De súplicas
De lágrimas que amasan mares de dolor
En cada ojo al tiempo que
Repito y repito
Esa frase que debo repetir
Repetir
Repetir
¿Cuántas veces más?
(santificado sea tu nombre)
Para que no tenga nunca más
Que repetirla
Que repetirla
Ante esa cruz que está sobre el dintel
Para que un gesto
Para que aunque más no sea un solo gesto
Una lágrima de agua, de sal
(venga a nosotros tu reino)
De sangre se disuelva en el muro
Para que tenga sentido este largo repetir
Este largo, denso, oscuro repetir
Esta condena a revivir para poder revivir aun después
De que ruegue tanto para que la vida cambie
De suplicar, exigir, pedir tantas veces que
Todo empiece y todo termine
(hágase tu voluntad)
Y asà de nuevo
Y renovadamente repetir
Y repetir
Y repetir
Este puñado de palabras que te invocan
Y te piden que aparezcas en una lágrima
En una gota de agua, de sal, de sangre
Que se deslice desde el rostro
De tu cruz
Por el muro
(asà en la tierra como en el cielo)
Por el muro
Por el muro hasta colmar
Esta impaciencia que se acelera
Con cada frase con cada ruego, con cada súplica
Con la que nuevamente, renovadamente
Me humillo, me desintegro,
Me desarmo, me muero y me vuelvo a morir
Aun después de la última muerte pidiéndote
Repetidamente
(danos hoy el pan de cada dÃa)
De nuevo, renovadamente
Que la vida cambie
Que mi vida cambie
Que todo cambie
Que cambie la muerte
Y si es posible
Si es que para algo sirve que ruegue tanto
(y perdona nuestros pecados)
Que tanta baba se revuelva lubricando
La lengua que lame tus heridas
En la cruz
Cada dÃa cada tarde cada noche
Y de nuevo
Cada dÃa cada tarde cada noche
Pero para qué
Me pregunto ahora en este ruego
Del hartazgo
Para qué
(asà como nosotros perdonamos a quienes nos ofenden)
Para qué
Y repito nuevamente,
Renovadamente
Si ya he cumplido mi condena
Si ya he superado esta vida en el infierno
Que se ha transformado
Repetir que quiero el cielo
Que deseo ese cielo
Ese rojo cielo
¿Por qué es rojo el cielo, no?
(y no nos dejes caer en la tentación)
Y repito
Este rosario infinitamente
Este rosario infinitamente
Para ganar de una vez por todas la muerte
Para ganar de una vez por todas el infierno
(más lÃbranos del mal)
Para perderte de una vez por todas de vista
Para no tener que seguir rogar en vano
Vanamente
Injustamente humillándome de rodillas
Babeando oraciones
Ante esa cruz que tanto mereces
Que tanto mereces
Ante esa cruz a la que te condeno de nuevo
Y repito:
A la que te condeno renovadamente
Porque no lloras ni dejar rodar por el muro
Ni una sola lágrima de agua, de sal, de sangre.
(amen)
Amen.