«Abretesésamo», ¿poesía erótica? Sí, eso

Gabriel Conte
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Soy Gabriel Conte, periodista. Fundé el diario Memo (memo.com.ar) en 2019. Creé y dirigí en los años ’90 la hoja de cultura El Comunero. Fui director de la revista Mendosat y durante 12 años trabajé como periodista, subdirector y luego director del portal MDZ, además de ser director de MDZ Radio. Mis primeros pasos en el periodismo los di en LV10 Radio de Cuyo. Mi programa «Tormenta de ideas» entrevistó a unos 30 mandatarios y expresidentes, premios Nobel y figuras destacadas del mundo, por Radio Nihuil. He colaborado con medios de Argentina y el extranjero.

Aquí, algunos textos de Gabriel Conte en «Abretesésamo», presentado en 2003.

Abretesésamo es un libro que fue editado en el año 2003, que presenta poesía erótica. El diseño de tapa estuvo a cargo de Gerardo Tovar y el de interiores, de María Eugenia Sicilia. Fue editado por Editorial Qellqasqa.

El prólogo es del escritor Reynaldo Sietecase, autor de entre otros libros- «Cierta curiosidad por las tetas».

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El libro incluye un «devocionario» a la poesía poco conocida del gran autor mendocino Rodolfo Braceli.

La presentación se realizó en el auditorio Ángel Bustelo de la Ciudad de Mendoza, en el marco de la Feria del Libro y fue presentado por el exrector de la Universidad Nacional de Cuyo (UNCUYO) el antropólogo Luis Triviño, quien leyó a dó con el autor varios textos. Un dato de color es que presenció el acto el escritor chileno Jorge Edwards.

Algunos de los poemas del libro, a continuación:

Abretesésamo para un ateo caliente

Abrete,

Que aquí vengo

A completar el trabajo

Que el Creador dejó

Inconcluso

Cuando se cansó de pensar

Cómo cagarnos.

Verás que es posible

Que vuelvas a ser mi

Costilla.

Juntos, al polvo volveremos.

Plegaria

María que das consuelo

María que te presentas luminosa en mis sueños

María que eres toda mujer

María de los que estamos solos

María de los necesitados de amor

María impura, pavorosamente sexy

María de las zonas erógenas despiertas, alertas

María, maría, maría

María de la mirada caníbal

María que bebes del cáliz el jugo de los dioses

María de las mechas ligeramente mojadas cayendo sobre tus hombros

María de túnica transparente

María, la insinuante

María, la ninfómana

María, envoltura de hombres de poca fe en hoteles de ruta

María, María, María

No tengas piedad, sólo hazlo

María que escuchas

María que susurras ininteligibles santas palabras a mi oído, acostada a mis
espaldas, junto a un envión de pechos erectos

María que aceptas que derrame en ti mis bendiciones

María que me bendices de cuerpo entero

María, que me amordazas con tus labios

María que anulas todos mis pensamientos

Eres santa

María, María, María

Escúchame, nuevamente

Abrázame, eternamente

Acaríciame, dulcemente

Gime

Gime

Otra vez: gime.

Caramba

Pasé

Miré

Me sorprendí

Toqué

Me dolió

La mejilla

Toqué

Otra vez

-insistencia macha-

Seguí

Me alcanzó

Tocó

Se paró

Seguimos

Entramos

Estuvimos

Cogimos

Por los menos yo

Acabé

Nos fuimos

Toqué

Tocó

Uno al norte

Otro al sur

Levítico lascivo lésbico

Ojo contra ojo

Diente contra diente

Labio contra labio

Pecho contra pecho, caliente

Lengua contra lengua, hirientes

Brazo contra brazo, enredados

Pierna contra pierna, y

La otra pierna contra esta pierna

Mano contra mano

Sexo en contramano

Dedo contra dedo

Dedo contra ano, y luego

Dedo contra clítoris

Ojo por ojo

Diente por diente

No hay perdón cuando

Se trata se sexo

Ruta hacia su norte, después de una breve aunque placentera estadía en su sur

Y de vuelta al monte

Maté ese placentero sabor amargo

Con el dulce licor

Lácteo

Que brotaba cual géiser

Norte de vos

Tu norte

Nuestro norte

Contra norte

Se encontraron para

Hacer una

Pallanita pecho a pecho

Como para dar final a esta cruzada

Todavía después de tanto viaje

Sigo descubriendo

Frutos prohibidos que morder

Para que así,

De una vez por todas,

Decidamos vivir en el

Más ardoroso de los infiernos

Complejo de Edipo o pensamientos dignos de ser invocados a lo largo de los cuarenta días de abstinencia en el desierto, solo

Después de navegarte

Y aun cuando las velas permanezcan

Henchidas

Propulsándonos hacia un mareo perpetuo,

He de anclar en lo más profundo de tu mar

-precisamente en la parte más salada de este

mar salado, hundido bajo el nivel de todos

los otros mares

y, por lo tanto,

mar duro, mar áspero, mar repleto de vida

a la que le falta lugar donde existir-

Con la tensión de las cuerdas que

Quieren que todo el movimiento tome cuerpo,

Restregándose contra sí mismas,

En una acción que es desdoblar y replegar

Hasta que todo indicio de viento cese,

Como decía,

Todavía anclado en ti,

Bajaré en la búsqueda de aquella perla

Cultivada bajo la más espesa de las carnes,

La más jugosa

La más sabrosa

-cuaresma, territorio de mariscos-

las algas me darán la bienvenida

e indagaré sobre la existencia de tu perla

de mi perla

de nuestra perla cultivada

hasta rodearla

palparla y redescubrir una vida

silenciosa en el interior de su coraza

tocarla, agitarla, animarla a tomar como

propia la primera alma que pase por allí

Y será saboreada con la lengua en u

Hasta que diga basta,

La perla,

Hasta que tú también digas basta,

y pueda levar anclas para

Volver a navegarte.

Oración en dos planos

Oración en dos planos

(padre nuestro que estás en los cielos)

Cuántas veces más deberé apretar mis labios

Conteniendo la espuma o bien tragándola

Con disimulo

ocultando esa baba que seca mi lengua

Bajo la lengua, dejándola

Continuar con su deslizamiento

Hacia las palabras,

Pronunciando esta letanía

De ruegos

De súplicas

De lágrimas que amasan mares de dolor

En cada ojo al tiempo que

Repito y repito

Esa frase que debo repetir

Repetir

Repetir

¿Cuántas veces más?

(santificado sea tu nombre)

Para que no tenga nunca más

Que repetirla

Que repetirla

Ante esa cruz que está sobre el dintel

Para que un gesto

Para que aunque más no sea un solo gesto

Una lágrima de agua, de sal

(venga a nosotros tu reino)

De sangre se disuelva en el muro

Para que tenga sentido este largo repetir

Este largo, denso, oscuro repetir

Esta condena a revivir para poder revivir aun después

De que ruegue tanto para que la vida cambie

De suplicar, exigir, pedir tantas veces que

Todo empiece y todo termine

(hágase tu voluntad)

Y así de nuevo

Y renovadamente repetir

Y repetir

Y repetir

Este puñado de palabras que te invocan

Y te piden que aparezcas en una lágrima

En una gota de agua, de sal, de sangre

Que se deslice desde el rostro

De tu cruz

Por el muro

(así en la tierra como en el cielo)

Por el muro

Por el muro hasta colmar

Esta impaciencia que se acelera

Con cada frase con cada ruego, con cada súplica

Con la que nuevamente, renovadamente

Me humillo, me desintegro,

Me desarmo, me muero y me vuelvo a morir

Aun después de la última muerte pidiéndote

Repetidamente

(danos hoy el pan de cada día)

De nuevo, renovadamente

Que la vida cambie

Que mi vida cambie

Que todo cambie

Que cambie la muerte

Y si es posible

Si es que para algo sirve que ruegue tanto

(y perdona nuestros pecados)

Que tanta baba se revuelva lubricando

La lengua que lame tus heridas

En la cruz

Cada día cada tarde cada noche

Y de nuevo

Cada día cada tarde cada noche

Pero para qué

Me pregunto ahora en este ruego

Del hartazgo

Para qué

(así como nosotros perdonamos a quienes nos ofenden)

Para qué

Y repito nuevamente,

Renovadamente

Si ya he cumplido mi condena

Si ya he superado esta vida en el infierno

Que se ha transformado

Repetir que quiero el cielo

Que deseo ese cielo

Ese rojo cielo

¿Por qué es rojo el cielo, no?

(y no nos dejes caer en la tentación)

Y repito

Este rosario infinitamente

Este rosario infinitamente

Para ganar de una vez por todas la muerte

Para ganar de una vez por todas el infierno

(más líbranos del mal)

Para perderte de una vez por todas de vista

Para no tener que seguir rogar en vano

Vanamente

Injustamente humillándome de rodillas

Babeando oraciones

Ante esa cruz que tanto mereces

Que tanto mereces

Ante esa cruz a la que te condeno de nuevo

Y repito:

A la que te condeno renovadamente

Porque no lloras ni dejar rodar por el muro

Ni una sola lágrima de agua, de sal, de sangre.

(amen)

Amen.