Después de navegarte
Y aun cuando las velas permanezcan
Henchidas
Propulsándonos hacia un mareo perpetuo,
He de anclar en lo más profundo de tu mar
-precisamente en la parte más salada de este
mar salado, hundido bajo el nivel de todos
los otros mares
y, por lo tanto,
mar duro, mar áspero, mar repleto de vida
a la que le falta lugar donde existir-
Con la tensión de las cuerdas que
Quieren que todo el movimiento tome cuerpo,
Restregándose contra sà mismas,
En una acción que es desdoblar y replegar
Hasta que todo indicio de viento cese,
Como decÃa,
TodavÃa anclado en ti,
Bajaré en la búsqueda de aquella perla
Cultivada bajo la más espesa de las carnes,
La más jugosa
La más sabrosa
-cuaresma, territorio de mariscos-
las algas me darán la bienvenida
e indagaré sobre la existencia de tu perla
de mi perla
de nuestra perla cultivada
hasta rodearla
palparla y redescubrir una vida
silenciosa en el interior de su coraza
tocarla, agitarla, animarla a tomar como
propia la primera alma que pase por allÃ
Y será saboreada con la lengua en u
Hasta que diga basta,
La perla,
Hasta que tú también digas basta,
y pueda levar anclas para
Volver a navegarte.