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jueves, diciembre 4, 2025

Mis minutitos en "Tenés que Saberlo" por Radio Post

Ni oscuridad ni soberbia: la política subestima a la gente

Me tomo unos minutitos. Tengo derecho al minutito de vez en cuando como para meter una reflexión sin enojo. El que se calienta pierde —también nosotros, los periodistas— pero sí vale para reflexionar sobre la realidad, el cierre de listas, ¿no?

Que está necesitando, aparentemente, según lo que hemos estado viendo en provincia de Buenos Aires, una dosis de opacidad, de oscuridad para poder realizar las cuestiones. Miren qué contradicción, ¿no? Para poder escribir una lista de candidatos necesitan que se corte la luz.

Y así prorrogar, patear para adelante. No hay acuerdo, se pelean, no se ven las piñas porque está la luz cortada.

Y esto es un fenómeno que en política se lo puede ver como la vampirización. ¿Por qué?

Y miren, si vos metés transparencia —esto quiere decir, si vos corrés las cortinas y entra la luz solar— no queda un solo vampiro, ¿no? Entonces, mejor que sea todo oscuro.

Lo estamos hablando por decir del peronismo, pero ojo, que no es solo el peronismo. La Libertad Avanza a nivel nacional encontró acompañamiento de otros partidos. Y como saben que llevan las de ganar —porque, no seamos…, les va muy bien a nivel electoral, la gente sigue caliente con el resto de los partidos políticos—, el que está muy caliente y sigue también con Milei directamente no va a votar.

A nosotros un encuestador, Roberto Staringer, nos dijo que en Mendoza el ausentismo va a ser del 35 al 40%. O sea, el caliente no vota oposición, directamente no va a votar. Ya se cansó de todos.

¿El mileísmo qué hace? Como saben que va a ganar, no puso a nadie importante. El que pasaba por la puerta y le parecía conveniente a uno de los sectores internos —porque también tienen interna—, lo metieron en las listas.

Después viene el problema: a la hora de que son legisladores y tienen que resolver situaciones del país o de una provincia, no tienen la menor idea. Entonces, necesitan contratar muchísimos asesores porque ellos no saben dónde están parados.

Ellos piensan que están para ganar, para hacer un TikTok, un reel en Instagram y ganamos. Y decir: “¡Viva la libertad!” Y con eso vamos andando, ¿no?

Elegir enemigos, pelearse… Y ahí tenés la polarización, que tanto le ha rendido a muchos en la Argentina. A políticos y a no políticos, que vieron que rendía ser político, que les pagan muy bien, que llegan a fin de mes, van al cajero automático y tienen depositada una torta, prácticamente rascándose, sin hacer nada.

Muchos políticos —y lo vemos en Mendoza— andan todo el año tostados, bien doraditos, ¿no? Son domadores de reposeras.

Bueno, a ver qué pasa en Mendoza. En Mendoza puede pasar lo mismo. Se pueden mirar en ese espejo opaco, oscuro, porque pasan cosas similares.

Nos están diciendo: “A ver, che, los periodistas, déjense de preguntar por las candidaturas porque a la gente no le importa.”

¿Sabés lo que nos están diciendo cuando te contestan eso, un entrevistado? Te está diciendo: “Mirá, gordito, dedicate al boludeo, porque las candidaturas las elijo yo. Y voy a poner a quien se me ocurra, y que me responda a mí. Y después veremos. ¿Es problema mío o no tuyo?”

A ver, ¿es problema de ellos o es problema de toda la sociedad?

A mí no me preocupa que pase eso. Porque, así como algunos necesitan de oscuridad para elegir candidatos, otros se montan sobre la soberbia.

Es como que se va parando uno encima de los hombros del otro constantemente y miran todos desde tan arriba que se les nubla la mente. Entonces, creen que son altos, pero no lo son.

El día de las elecciones —y ha pasado, ¿cuántas veces en la Argentina? ¿Cuántas veces ha pasado?—, la gente va, pecha al de abajo y se caen todos.

La soberbia es el primer síntoma de una enfermedad —para ellos, porque lo sienten como una enfermedad— que es la derrota. Que se les corte la teta del Estado, ¿no?

Entonces, ni la soberbia, ni la oscuridad, ni la opacidad, ni encriptarse, ni meterse dentro de un táper para decidir las cosas… Nada de eso sirve.

¿Saben qué está pasando con la política en la Argentina, una vez más? Porque esto es un círculo cerrado, vicioso, que no termina nunca.

Está pasando que se olvidan de que la gente no es tan tonta como los dirigentes políticos creen.

La gente llega un momento —la ciudadanía, me refiero, no es una cosa etérea—, la ciudadanía que tiene derecho a votar, un día se cansa… y les vota en contra.

Le pasó a Alberto. Que es por Alberto que la gente votó a Milei.

Es por Alberto, es por Cristina, es por el choreo, es por un montón de cosas. Por hartazgo.

Puede pasar lo mismo. Puede pasar lo mismo en Mendoza. Y puede pasar lo mismo a nivel nacional.

Una vez más: no nos traten como si fuéramos tontos, porque no lo somos.

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