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jueves, diciembre 4, 2025

Milei: Todos los miedos, el miedo

El análisis sobre los temores desde doiferenrtes costados que representa el presidente Javier Milei.

El peronismo tiene miedo de que Javier Milei sea el espejo de propia evolución camaleónica permanente, y le chupe a sus dirigentes, como ya está ocurriendo.

El radicalismo y el PRO viven ya su estrés postraumático: cuando se pensaba que el «enemigo a vencer» era el kirchnerismo, la llegada de LLA al poder termino llevándose puesto a lo que quedaba de Cambiemos, antes que nada. A los dirigentes que no pudo sumar, los humillo hasta sacarlos del juego.

Miedo a Milei dicen tener los sectores progresistas, que lo ven como una amenaza a los logros construidos por décadas de imperio de sus criterios, que se ven amenazados por el boom antiwoke que hay en el mundo y que el presidente argentino y sus adláteres potencian y auspician.

A todo esto, cabe preguntarse si el kirchnerismo le tiene miedo a Milei o si lo aprovecha para darle ímpetu a su favor al péndulo político, hasta que le toque reemplazarlo, tal su sueño latente y permanente, sin haber apostado a un replanteo propio, sino más kirchnerismo que nunca y ahora, además, con bronca, por la prisión domiciliaria de su líder que, de volver, lo haría más chavista que nunca.

Los liberales puros tienen miedo a que Milei, que se dice tal, los destruya como opción al tergiversar sus principios poniendo en práctica un licuado de ideas que van desde lo conservador hasta el trumpismo expreso, más cercano a un nacionalismo paternalista que a la defensa de las libertades. Ya lo anticipo en su momento Guy Sorman, que fuera docente del presidente y advirtió, antes del triunfo: «Es terrible. El problema de Milei es que dice que es liberal. Fue mi alumno en Buenos Aires. En primer lugar, es un loco, y solo en segundo plano es liberal».

En el terreno de la personalidad del presidente se mueven otros miedos, que en general son los que expresan o trasuntan quienes quieren que su modelo se arraigue o bien, detestarían que el modelo anterior de economía vuelva, pero que ven en el primer mandatario argentino a una amenaza contra sí mismo.

En este punto, cabe lo dicho la semana pasada en Mendoza por el analista Sergio Berensztein: «Lo mismo que hizo ganar a Milei ahora lo amenaza». Hablaba de su personalidad.

Y es aquí en donde aparecen los miedos de los aliados, como Alfredo Cornejo. El gobernador mendocino, al hablar ante un auditorio atestado de empresarios que piensan participar del megaplan del intendente Marcos Calvente de 75 obras en dos años por 100 mil millones de pesos, se ahorró todos los eufemismos y les dijo que si gana la oposición, se hará imposible gobernar Mendoza y se perderá todo lo conseguido en cuanto al orden administrativo.

Este último es un miedo que rebota en espejos, indirecto, que se mueve en forma parabólica: no es a Milei, pero más a o menos, sí.

¿Alguien en La Libertad Avanza se ha planteado alguna forma de temor a que se caiga el apotegma TMDAP, «todo marcha de acuerdo al plan»? 

Los empresarios que acudieron a la conferencia de Alfredo Romano Junior y Sergio Berensztein la semana pasada se mostraron inquietos precisamente por esto: desconocen si en el seno del mileísmo se dan cuenta de que la falta de contención de quienes lo han querido apoyar es su Talón de Aquiles y que si no cambia él, solamente él, más allá de quienes lo rodean -su propia casta- todo puede derrumbarse a su alrededor.

El asunto es que en medio del oleaje que amenaza a diario con hacer naufragar el proyecto contrario al del kirchnerismo y sus aliados, está a la vista el horizonte de que la minería y la energía hagan entrar al país, «en cuatro o cinco años», como dijo Berensztein, una cifra inédita de dólares, que podrían darle al país un nuevo comienzo. Pero hay que llegar a ese puerto. Y está difícil. Hay miedo a que no se llegue y es un temor de «los propios», no de los opositores.

¿En qué radicaría la inquietud? En la posibilidad de un nuevo 2004, cuando el viento de cola en la región y el crecimiento «a tasas chinas» se esfumó porque el gobierno de entonces se lo timbeó. El miedo tiene rostro, entonces: que cuando se alcance esa quimera de exportaciones récord, al frente del poder esté gente que sí sabe muy bien cómo se maneja, se controla, se lo exprime como a un limón, y en donde los partidos que se opusieron a su folclore de corrupción a fuerza de banderazos, hasta vencerlos, ya hayan sido exterminados.

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