El viernes pasado el ministro de Defensa, Luis Petri, y citó para el lunes a los jefes de las tres fuerzas: Armada, Ejército y Aeronáutica. Ese solo hecho ya marcaría que algo iba a pasar. Si de un conflicto exterior no se trataba ni estaba presente el presidente Javier Milei, ademas Comandante en Jefe de las Fuerzas Armadas, el asunto sería meramente protocolar. y los rumores se echaron a rodar: a falta de «guerras», los uniformados son buenos difundiendo especulaciones y escenarios de conflicto, como puede ser uno doméstico, como es el cambio de ministro.
Petri los había citado para despedirse.
Milei ya había lanzado a Patricia Bullrich, su ministra de Seguridad Nacional, a competir por la candidatura a senadora nacional por CABA. Ahora el turno de otro de sus alfiles.
Para ello, tuvo que empujarlo a salirse de dos lugares, en una más enraizado que en la otra. En la UCR, en la que militó toda su vida, empezando junto a José Genoud, y de la cartera militar. No es fácil devolver «la lapicera» para irse a un cargo en el que ya estuvo dos veces y que tiene menor influencia de lo que parece, a juzgar por la ambición de tantos por ocupar una banca en la Cámara baja.
Petri tuvo que afiliarse, vía Karina Milei, «El Jefe» detrás de todo esto, a La Libertad Avanza (LLA) y generar así un efecto dominó de consecuencias impredecibles tanto dentro del partido del Presidente en Mendoza, que se vio conmocionado por su irrupción, desplazando al delegado local, Facundo Correa Llano, como en el interior del radicalismo, que ya le había dado al todavía ministro su cuota de participación como parte de su estructura.
Resolvió el entripado de muchos radicales tradicionales que se habían encrespado cuando, en medio del Comité Provincia (su catedral local de la calle Alem) dijo que «Milei es el mejor presidente de la historia, corriendo de un codazo al prócer propio, Raúl Alfonsín.
Milei también generó consecuencias en el tablero político: sacó de una sola vez de su Gabinete a la fórmula presidencial de lo que había quedado de Cambiemos, Bullrich – Petri, y a la vez los chupó para «Las fuerzas del Cielo», sin posibilidad de que realicen ninguna otra maniobra. Quedaron los dos a disposición de las decisiones de su hermana, relegando -en todo caso- las propias. Ambos dijeron que estarían «donde el Presidente lo indique», en una actitud de disciplina y verticalismo que les puso definitivamente gorra y uniforme de combate en las filas del mileísmo naciente.
Lo que sigue ya es conocido: tras reunir a sus acólitos en la sede de la Fundación Mendocinos por el Futuro, Pertri se dirigió a la Residencia de Gobierno de La Puntilla en donde lo esperaba Alfredo Cornejo junto a Facundo Correa Llano, el armador radical Andrés «Peti» Lombardi y casi todos los intendentes, incluyendo al cobista Mario Abed, el que más sonrió en una foto que exhibió caras de preocupación, cansancio o vaya a saber qué otras emociones.
Todo eso, mientras Cobos reclamaba por las redes que le cambiaran el nombre al Frente LLA + Cambia Mendoza, en su ahora inclasificable rol, ya que apadrino a Petri al estar enfrentado en las PASO con Cornejo, pero ahora su «ahijado» no solo se fue a la lista de Cornejo, sino al partido de Milei, a quien se opone abiertamente y en forma tajante.
Algunos petristas no quieren a Petri en otro partido que no sea la UCR. Algunos otros petristas no quieren a Petri tan cerca de Cornejo y acordando con él: «Era lo alternativo, lo distinto», se dejaron escuchar en el cierre de listas, con una disconformidad relatada en pretérito.
En LLA el clima era de confusión total, mientras Correa Llano le daba la bienvenida a los urgentemente afiliados Petri y al demarchista Álvaro Martínez, en un desnivel de calidades monumental el uno con el otro, pero igualados por la decisión de arrodillarse, cambiar de camiseta y ser premiados con cuatro años de banca en el Congreso por ello.
Un kirchnerista analizó, desde su rinconcito del armado electoral, que «está naciendo muerta la nueva alianza de radicales y libertarios», porque prevén que la parición fue dolorosa, forzada y que no generó demasiada alegría en «la familia».

Sin embargo, nadie duda en la dirigencia de los oficialismos que se han unido que ahora la lista «es más competitiva», dando cuenta de lo que armaron solos, sin que Karina Milei metiera mano, no lo era tanto.
Y el resultado parece más que cantado: lo más probable es que en las elecciones del 26 de octubre coloquen un diputado nacional cada uno Milei, Cornejo y hasta Omar De Marchi, que consiguió colar a su pupilo Martínez tercero en la lista de su muy negado gobernador de Mendoza, mientras su tropa hace alarde de antimileismo en la aventura llamada «Defendamos Mendoza Provincias Unidas».


