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jueves, diciembre 4, 2025

Las profecías de Antonio Skármeta sobre la vuelta de los jóvenes a los libros

Hace nueve años entrevisté al enorme Antonio Skármeta, cuya muerte dejó un vacío en la literatura latinoamericana. Dejó una sola y contundente frase sobre los jóvenes y los libros. Y habló de Neruda y su muerte.

«Los jóvenes van a volver a los libros después de pasar por lo que consideran espectáculo», me dijo Antonio Skármeta, el gran escritor chileno, hace nueve años en el programa «Tormenta de ideas».

Temblé en cada momento de la nota que consiguió nuestro productor Franco Pereyra, ya que es uno de mis autores favoritos. Hablamos de todo: de libros, obviamente, de política, de América Latina, de Trump (cuándo no). Y también sobre Pablo Neruda.

El supuesto envenenamiento de Neruda no es un tema que lograra superar su connacional Skármeta. El autor de «Ardiente paciencia» no logra decir -a pesar de su entrenamiento literario de toda una vida- en forma directa qué piensa sobre la muerte de quien fuera, en cierta forma, su mentor. En diálogo con el programa «Tormenta de ideas» el autor trasandino lo dijo así: «Tengo el convencimiento de que no podría no haber sido envenenado». O sea: piensa que sí.

Al respecto abundó, ya sin vueltas: «Lo terrible, dadas las circunstancias en que se dio el golpe y todo lo que pasó en Chile, es que la sospecha de que pudiera haber sido asesinado era probable. Eso es lo terrible. Eso habla mucho del clima de terror que imperó en el país en esa época: que un poeta pudiera haber sido asesinado y que se arrojara una sospecha sobre esta posible situación por todo lo que pasaba alrededor de él en ese momento, en donde muchos eran asesinados». 

¿Nerudólogo yo?

Skármeta en su extenso diálogo con «Tormenta de ideas», negó ser un «nerudólogo».  «No, no, no. Soy solo uno de los que sabe algo. Pero sobre Pablo Neruda hay mucha gente que ha escrito libros muy profundos, tremendamente documentados», dijo, en diálogo con Gabriel Conte, Santiago Montiveros y Mariano Bustos. 

De inmediato, contó su vínculo personal con el poeta: «Mi visión de Neruda fue la de un amigo ocasional, en el que era joven, que estaba comenzando su carrera literaria y que admiraba al poeta. Yo me acercaba a él como fruto de ese cariño humano, admiración literaria».

Skármeta continuó con su respuesta a la pregunta en torno a su expertiise nerudiana: «Nerudólogo en ese sentido no lo soy, pero sí un admirador de la obra de Neruda, como un lector. Soy un lector frecuente, apasionado y he tenido en Neruda a un inspirador para hacer ‘Nerudas’ ficticios, que son los que aparecen en mi obra. Allí no aparece un Neruda objetivamente de un ‘nerudólogo’, sino un personaje pasado por el tamiz de una persona ingenua, creativa y un poco impertinente como es el cartero. El Neruda de ‘El cartero de Neruda’ o «Ardiente paciencia» es el Neruda visto por un cartero que lo admira».  

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