Quería tomarme unos minutitos para reflexionar, como hacemos de vez en cuando, porque tiene vinculación con muchas de las cosas. Hay un hilo conductor, hay un vaso comunicante entre muchas cosas con lo que les voy a decir. Yo le titularía: Las posiciones ultras lo arruinan todo.
Fíjense si estoy mintiendo o no, o si podemos llegar a algún acuerdo con ustedes que nos están escuchando.
A ver, ¿por qué se me ocurrió esto? Esta mañana, escuchando la radio con estos 10 años del Ni Una Menos, pensé: qué buena campaña que fue, que no muera ninguna mujer más por violencia machista. Pero, ¿cómo la arruinaron las posiciones ultras, no? ¿Cómo las posiciones ultras, queriéndose apropiar de esa lucha tan fundamental para el mundo —no solamente para la Argentina—, hicieron que haya mucha gente que deteste este tema, que lo maltrate o que hable mal del tema? ¿Por qué? Porque las posiciones ultras lo arruinaron.
Vamos a más cosas, si quieren. Vamos al fútbol. Qué lindo que es ir a ver con la familia un partido a la cancha. A mí me gusta cuando me ha acompañado mi mujer. Pero ¿saben qué pasa? Siempre está el miedo, el miedo latente de la inseguridad en una cancha. Entonces voy con los chicos, pero también con miedo. Alguna vez me tocó que no sean los barrabravas los que lo atacaran, sino fue la policía, en su exceso de orden, cuando les tocó con balas de goma o con caballos encima. Entonces uno dice: «Pucha, los ultras lo arruinan todo.» También un buen espectáculo deportivo, en donde uno debería incentivar a la familia a que lo viva y debería meterse en un club, asociarse, vivirlo plenamente. Los ultras lo arruinan todo.
Vamos a la política. La Argentina. Cristina Kirchner se presenta de candidata a lo que quiera, donde quiera, en el lugar del país que quiera. Es un país sin reglas, es un país sin justicia, porque está en libertad sin que haya ido a la cárcel, a pesar de estar condenada. Entonces va a ser candidata de nuevo. Pero el otro lado tiene a Milei, que le encanta que Cristina sea candidata porque se muestra como todo lo contrario, exactamente todo lo contrario, totalmente del otro lado de Cristina Kirchner.
Entonces, entre los dos, ¿qué están haciendo? Nuevamente llevando al país de una punta a la otra. Es decir, la polarización. La grieta, se le llamó en algún momento, pero internacionalmente se le llama la polarización como estrategia electoral. Es decir, dicen cosas muy extremas uno del otro lado que, en algunos casos —ustedes fíjense— se terminan pareciendo.
Entonces, ¿dónde está la racionalidad del medio? A eso vengo a convocarlos. ¿Dónde está el punto medio de todo esto? Tampoco estoy hablando de la chantada de Sergio Massa y su «ancha avenida del medio». Estoy hablando de la racionalidad, el espacio de convergencia, el espacio donde se pueda dialogar, el espacio donde no hay posiciones ultras que se vayan para un extremo o se vayan para el otro.
Y a la gente del gobierno también le digo: hay muchas cosas de este gobierno que son muy buenas, que están dando de baja un montón de intermediaciones, un montón de curros que se habían creado, con cuestiones que estaban hechas para meter política en el Estado. Bueno, está muy bien. Pero, ¿saben qué pasa? La defensa a ultranza, ultra, con formas realmente exageradas, termina arruinándolo todo.
Entonces, está claro: lo ultra lo arruina todo. Hay que buscar puntos intermedios, puntos de racionalidad, de modo tal que las cosas fluyan de una manera más natural. Y allí sí va a venir el cambio cultural del que tanto se habla. Un cambio cultural, no una guerra cultural. Porque esa batalla cultural de la que hablan tanto, la verdad es que se ha transformado en una guerra. Una guerra contra todos, donde los periodistas somos desacreditados, donde el que piensa distinto es el enemigo. Y no debiera ser así.
La verdad es que cada uno tendría que hacer sus cosas con tranquilidad y con garantías de no ser agredido por ejercer su trabajo.
Pensemos un poco, ¿no?
Los ultras arruinan todo. Las posiciones ultras son las que lo arruinan todo.

