Déjenme que reflexione un poquito. Estamos todos calientes con la democracia. En el mundo, la democracia está en baja. Está en baja por esto, por la perinola, por los corruptos, por un montón de cosas. Pero miren una cosa: la democracia no es solamente lo que pueden hacer los dirigentes políticos en los cargos para los que los votamos. Es también un montón de otras cosas, la democracia.
Antes de la democracia en Argentina, antes del 83, no había posibilidad de que hiciéramos lo que quisiéramos. El que lo dice es un fanfarrón que lo he escuchado por ahí, pero no es verdad. No se podía hacer lo que uno quería, no se podía salir a la calle, no se podía, no solamente elegir autoridades, sino que te las imponían.
¿Saben qué? Los militares fueron muy corruptos. No nos enteramos porque eran militares. Si te enterabas, te mataban. Los militares fueron muy chantas. El Mundial de Fútbol 78 fue un gran choreo económico en la construcción de los estadios. No se hacían juicios porque era una dictadura. Y toda dictadura es mala. No solo las de derecha; las de izquierda también. Y las pseudodictaduras de ahora también lo son, las que ha votado la gente y se degeneran, como la de Venezuela, por ejemplo.
Las dictaduras son malas siempre: de derecha, de izquierda, sin color político, de lo que sea. Y la democracia la tenemos que defender más allá de los políticos corruptos y más allá de esas perinolas de la que habla nuestro oyente, que tiene razón en eso. Pero miren, defendámosla.
Estuve hace poco con un filósofo español que se llama Daniel Innerarity. Tiene unos libros fenomenales. Les sugiero que los lean, que los busquen en Google. Innerarity está hablando de cómo la tecnodemocracia actual está siendo mucho más democrática y permitiendo que opine gente mucho menos capacitada para opinar. Pero claro, la democracia es eso: que opinemos todos por igual, que valgamos todos un voto.
Twitter es democracia, y es una cloaca, porque todos opinan de los temas sin saber. Pero tampoco podemos hacer una democracia selectiva. Entonces, estamos en un problema. Pero siempre es mejor que haya libertad y democracia a que no la haya.
Miren, les voy a decir algo: sí fue peor lo que hubo antes de la democracia en la Argentina. No solamente porque mataron militantes o porque los militantes provocaron una dictadura. Eso ya está, ya lo hemos hablado un montón.
Yo tuve en mis manos los legajos del D2 en una época —los de “investigación”, entre comillas— y los pude leer: eran todas mentiras. Se inventaban cosas. Los milicos estaban apurados por denunciar a alguien para que lo desaparecieran o lo mataran. Era una barbaridad. Eran los mismos argentinos que ahora son chantas, fanáticos de una dictadura en ese entonces.
Voy a leer un expediente de una persona que ya se murió. Les voy a contar: el expediente de José Genú, que fue vicegobernador de Mendoza y senador nacional. El expediente daba una lista de reuniones de Genú —que era radical— en distintos puntos. Por supuesto, no era un guerrillero, no era un terrorista, todo lo contrario: era de la derecha del radicalismo.
Y decía que había ido tal día, en tal lugar, en tal forma, que se habían dicho tales palabras. Pero en todo ese periodo que estaba en el legajo, cuando lo cruzamos con la familia, Genú estaba viviendo en Francia. Era mentira. Se lo había inventado un milico que estaba en el D2 para perjudicar a alguien. ¿Por qué? O porque no le caía bien, o no le gustaba, o porque al jefe no le caía bien, o porque le habían dicho que inventara ese expediente.
Miren, yo le entregué en sus manos el expediente de seguimiento y espionaje del D2 a Mercedes Sosa, y lo leímos juntos antes de dárselo a la prensa, porque tenía miedo de personas cercanas que hubiesen sido buchonas.
Cualquiera que hablara mal de nosotros nos hubiera condenado a la cárcel, o a la muerte, o a la desaparición. Hay una gran versión dando vuelta —no voy a dar el nombre porque es una versión nada más— de un periodista de Mendoza, que llegó a ser muy conocido, que estaba metido con los milicos. Los adoraba porque le hacían favores y les daba todos los días un nombre de un presunto comunista. ¿Y saben qué? Era mentira. Era para cumplir, para que le siguieran invitando a los cócteles, a los beneficios, a todo lo que la dictadura ofrecía sin rendir cuentas ante nadie.
No había Tribunal de Cuentas, no había justicia, no había nada. Por lo menos ahora nos enteramos de la corrupción y nos asqueamos. No nos enteramos de la de la dictadura porque no nos permitían.
Tengo un amigo que acaba de venir de China y me dice: “Vos sabés que no se ve a nadie en la calle. En China no hay pobres.” No: desaparecen los pobres. Es una dictadura. Otra cosa es el régimen económico, que es otro tema para hablar por otro lado, que es un régimen semicapitalista.
Pero los regímenes autoritarios no dan explicaciones, no te dan derechos, no te permiten protestar, no te permiten ser distinto, no te permiten opinar de otra manera, y están mal.
Y no se estuvo mejor antes del 83. Claro, cuando recuperás la democracia pedís el 100% de todo lo que no tuviste, y a lo mejor te da un 20. Pero vos la tenés que proteger. Todos nosotros la tenemos que proteger, desarrollar, levantarle el octanaje para hacer que este combustible de la vida argentina sea de mejor calidad.
Pero está en nosotros, eh, no en los políticos. No la deleguemos, y tampoco nos condenemos nosotros a ningún tipo de autoritarismo y dictadura, porque está mal. Pase lo que pase.

