8:37 de la mañana. Queríamos hacer unos minutitos, como minutitos de edición salpicón, donde todos podamos opinar un poco sobre qué fuimos a ver: la película Homo Argentum.
—La de Franchela.
—La de Franchela.
—La de Franchela.
Fui con el profesor y otra gente, inclusive.
—Ah, cierto, cierto. Sí.
—¿Fuimos o no fuimos?
—Fuimos. Fuimos. Fuimos. Muy bien.
Yo tengo un título para este momento.
—A ver, dígalo.
—Homo porum.
Muy porteñocéntrica, muy centrada en cosas que pasan o suceden o personificaciones de Buenos Aires. Claro, el porteño cree que es toda la Argentina. Está confirmado eso: el porteño cree que la Argentina está representada en lo que ellos hacen, dicen, consumen, promueven.
Entonces, primera crítica —si es que es una crítica— me parece más bien una descripción: una película muy porteña, muy pasatista, con muchos momentos que ya he visto en otras películas y en otros sketch.
—Ah, mirá…
—Lo que pasa es que son 16 viñetas. Son 23 provincias y van a quedar siete afuera, y van a decir: “Claro, al Chaco no lo considera”.
—No se trata de eso. Estoy haciendo una consideración general sobre el personaje o los 16 personajes.
¿Saben qué? Mi opinión, profesor —después usted puede decir lo suyo.
—Sí, cómo no.
—Estamos debatiendo sobre una película que no es debatible.
—Es verdad.
Es un entretenimiento más, que depende de la actitud con la que uno la vaya a ver al cine es como la va a sentir. Si vas flojo, así sueltito, te vas a matar de risa. Si vas duro y sos kirchnerista, vas a ir directamente a encontrarle los problemas porque “mirá, vino a promover…”. Que creo que ahí está el problema del asunto, ¿no? Milei la promueve por algo. Y Petri también ayer lo dijo en el discurso cuando lo presenta como candidato, como que representa todo lo malo de la Argentina, que para ellos es el kirchnerismo.
La verdad que yo no lo encontré en la película.
Aparte, las penurias pasan desde hace 40 años en Argentina. Alguna de las cosas que se reflejan ahí tienen mucho que ver con la personalidad argentina, pero también con lo que le pasa a personas en cualquier lugar del mundo. No es muy argentino. En realidad, son miserias que pueden pasar en cualquier parte.
No encontré grieta. La grieta está en los extremos, en los fundamentalistas de una punta y de la otra, que hicieron la grieta a partir de una película que no la tiene. Es bastante chata.
Nos fuimos con un sabor amargo.
—Y no comimos pochoclo, ¿no?
—Y no comimos pochoclo.
El sabor quedó amargo porque la película no era lo que uno esperaba. No era para debatirla, quiero decir. Capaz que sea buena pasatista.
Esta película, con un mejor guion y con la actuación de Franchela interpretando un solo personaje —el que vos quieras sacar de ahí— podría haber sido otra cosa. Porque en realidad habla un poco de la hipocresía, de las miserias de la Iglesia, del soberbio, del que extraña, de las raíces de dónde venimos. Pero todo muy liviano.
—Muy liviano.
—Y lo que pasa es que son muy pocos minutos los que le dan a cada mini-película. Si le dedicás más, la película sería pesada: ya dura dos horas.
Lo que sí es verdad es que labura muy bien Guillermo.
—¿No le gustó?
Yo tengo una definición: miren, no voy a decir que la película es mala, voy a decir que no es lo buena que yo pensaba que podía ser.
En segundo lugar, creo que cada personaje actúa de Franchela. Es al revés: los 16 personajes actúan de Franchela. Tienen un pedacito de Franchela, y es lo que uno esperaba.
Lo otro: cada remate lo adivinás. Muy obvio. Entonces: “esto va a terminar así… esto es un mensaje ñoño… esto es un mensaje chovinista…”. Todo más o menos lo adivinás, salvo dos o tres de los 16.
Hay algunos sketch incomprensibles: cuando hace de presidente, cuando relatan el gol de la final del Mundial. Para mí no tienen sentido.
Con cosas muy simples y vacías te muestran que somos emocionales, que somos garra, que somos hipócritas, que somos sentimentales. Hay un clericó muy lindo, ¿no es cierto? Pero faltó el limón.
—Entonces se oxida.
—Y la sal.
Qué bien, eso lo dijo el profesor. Es el título.
—Si te puedo hacer un remate: por favor, eso pegámelo, cortalo y pegalo porque es un ñoca lo que acabo de decir, porum M.

