Aprovechar otro minutito más, esta vez más cortito que ayer, para reflexionar. Me parece que nos la estamos echando con el tema de ayudar a la gente que tiene frío y además carece de recursos. Me parece, ¿por qué lo digo? No es caprichoso. Ayer estuve investigando y me da la idea si tuviera que ponerle un título que nos estamos concentrando en el árbol sin ver el bosque. Algo hemos charlado acá y la verdad que todos hemos tenido nuestra cuotita de razón. Nadie tiene la razón absoluta. Pero por ejemplo, al ver los datos, hay una notable preocupación y me parece fantástico de todo el mundo por ayudar a las personas que viven en situación de calle, que están relevadas, que los municipios ya han hecho los padrones, quiénes son, dónde están, por qué están en ese lugar, se los invita constantemente a ir a los alojamientos que existen, algunos son de la iglesia, muchos son del Estado. Hay municipios que les alquilan casas por tres meses. Por ejemplo, dicen, bueno, te alquilamos una habitación, te buscamos una oportunidad de trabajo. Estamos hablando de situaciones extremas. En este caso no son personas pobres, sino indigentes, están más abajo de la pobreza. Ayer lo hablamos bastante. Son personas que en muchos casos también tienen problemas de salud mental y que se les brinda la atención. Es decir, está sobre diagnosticado, sobre empadronado, sobre atendido y todos queremos dar una mano porque la verdad es que se te estruja el hígado cuando ves a una persona durmiendo en la calle y te da muchas ganas de ayudar. Están ayudados, quédense tranquilos.

