Me voy a tomar unos minutos para hablar sobre una propuesta interesante que ha presentado el municipio de Godoy Cruz. Abrieron una puerta que es importante mantener abierta: la de reformar la Ley 1079, que rige el funcionamiento de las municipalidades. Esta ley tiene casi 100 años (90, para ser exactos), y está muy desactualizada. Aún así, las municipalidades siguen funcionando bajo esta legislación, lo que genera muchos problemas y discusiones, ya que no contempla las nuevas funciones que tienen los municipios, especialmente en Mendoza, donde desempeñan un rol distinto al de otras provincias.

En Mendoza, los municipios han asumido funciones más allá de las tradicionales como barrer, limpiar e iluminar. Tienen un protagonismo mucho más fuerte y diferente. Godoy Cruz aprobó una propuesta que envió a la Legislatura para que realicen una serie de modificaciones. Entre las más destacadas están:

  • Incluir un sistema de acceso a la información pública en los sitios web municipales.
  • Establecer la duración y reelección de concejales con renovación parcial cada 2 años, permitiendo solo una reelección.
  • Adecuar el acceso a cargos de concejales según la Ley de Ficha Limpia.
  • Ampliar el período de sesiones ordinarias.
  • Crear oficinas para consumidores y congresos municipales con participación igualitaria en la representación.
  • Derogar artículos en desuso.

San Luis, por ejemplo, eliminó todas las leyes viejas que no se usaban y redactó nuevas leyes generales. Además, se anticipa que la Legislatura de Mendoza está trabajando en un nuevo digesto, tarea propuesta por la vicegobernadora Laura Montero.

Otra de las propuestas interesantes es la adecuación de la normativa respecto a la elección del intendente y la duración en el cargo. La ley está tan desactualizada que probablemente aún indique que la elección se hace de forma indirecta, es decir, que el intendente es elegido por los concejales.

Sin embargo, siento que falta una cuestión fundamental en esta propuesta: ¿Sirven hoy en día los Consejos Deliberantes? Este es el punto que quiero discutir. Los Consejos Deliberantes, en muchos casos, parecen un órgano innecesario, como un apéndice que no sabemos para qué está. Y si lo eliminan, no pasa nada.

En las reformas municipales hay dos corrientes posibles: una es ampliar la representación para que ningún sector quede afuera, incluyendo partidos pequeños o uniones vecinales. La otra opción es reducir esta representación, creando un consejo consultivo en el que la gente pueda debatir temas. Ambas opciones tienen costos elevados, pero mantener el sistema actual también lo es.

Les hablo desde mi experiencia: fui concejal en Mendoza, el más votado en 1994, y reelecto dos veces. Ejercí mi rol con placer, pero veo que los Consejos Deliberantes hoy no están sirviendo ni siquiera para debatir los temas importantes. En muchos casos, la parte más interesante de una sesión es el período de homenajes, donde los concejales leen discursos que no han escrito. Además, los Consejos Deliberantes no ejercen el control que deberían, ya que en la mayoría de los casos los concejales votan en bloque lo que les indica el intendente, y esto ocurre en casi todos los municipios de Mendoza.

El costo de mantener estos consejos es altísimo, y sincerémonos: es una forma de financiar la política. Los concejales y su personal se dedican a actividades que poco tienen que ver con su rol de control. Y si un concejal de la oposición presenta un proyecto, termina siendo ignorado.

La propuesta de Godoy Cruz de abrir esta discusión es positiva. Ya en el pasado se sugirió reducir la cantidad de concejales, como lo hizo Jorge Difonso, quien propuso dejar solo dos por municipio. No sé cuál es la solución, pero es evidente que tenemos que discutir si los Consejos Deliberantes deben seguir existiendo tal como están. Sus costos y su ineficacia son evidentes.

Hoy, con una aplicación se pueden resolver temas mucho más rápido que con un Consejo Deliberante. Lo que necesitamos es mantener la democracia y los sistemas de control, pero con auditorías externas que actúen de manera preventiva y no solo después de que ocurra el problema, como lo hace actualmente el Tribunal de Cuentas.

Es un buen momento para discutir el rol de los municipios y si los Consejos Deliberantes deben continuar. La puerta está abierta, y es importante que todos nos sumemos a esta discusión.