Vamos a reflexionar sobre un tema puntual. Recién hablaba en los tÃtulos Hernán Vitar sobre la ciudad que va a implementar un sistema de Inteligencia Artificial. La Inteligencia Artificial es una gran herramienta, pero aún está en el centro del debate entre crÃticos y defensores. La clave está en manejarla bien: somos los humanos quienes debemos estar detrás y utilizarla para nuestro beneficio.
En lo que quiero centrarme básicamente es en que en la solución de los pequeños problemas está el éxito de los gobiernos. No sé si queda claro, pero nos hemos acostumbrado demasiado a que nadie solucione nada, y la queja se ha vuelto permanente. Nos reunimos a hablar con alguien, a tomar un café, y siempre surge la queja sobre cualquier situación. ¿Por qué? Porque antes de quejarse ya sabemos que nadie lo va a solucionar.
Voy a dar un ejemplo con pequeñas cosas que arruinan el dÃa. Supongamos que hay un recital en el Arena Aconcagua o un partido de fútbol en el estadio. Nadie resuelve cómo hacer circular la enorme cantidad de automóviles en la zona, ni cómo impedir que estacionen en doble fila o que circulen por dentro del parque. He visto vehÃculos escaparse a campo traviesa por el Parque General San MartÃn, con todo lo que eso implica:
- Se destruye el parque.
- Se daña el auto.
- Alguien puede ser atropellado porque está oscuro.
- Se puede causar un accidente grave y después necesitar más ayuda.
Básicamente, no está bien.
Otro ejemplo que hemos discutido mucho es la semaforización. La ciudad deberÃa estar organizada de tal forma que uno pueda circular con fluidez. Sin embargo, en una ciudad pequeña como esta, con un millón de autos, es un caos. Y luego te dicen: «No pongas obstáculos, para que la gente use la bici». ¡Pero si te la roban apenas salÃs de tu casa! Nadie va a usar la bicicleta si no se soluciona primero el problema de seguridad.
En otro aspecto, está la seguridad en general. Pequeñas cosas en las que deberÃa centrarse: prevenir el delito. Lo básico. En segundo lugar, que cuando se produce un robo, atrapen al ladrón. Y en tercer lugar, que te devuelvan las cosas que te robaron. Eso es lo que uno espera de la policÃa y del sistema de justicia.
No queremos grandes conferencias o anuncios de inversiones gigantes en seguridad que luego no sabemos cómo utilizar. Lo que necesitamos son soluciones pequeñas y concretas que, al final, hacen grandes a los gobernantes.
Por ejemplo, si no solucionás el tema del tránsito, no podés ser gobernador. Si como gobernador no solucionás la seguridad, no podés ser presidente. Asà funciona en muchos paÃses, pero no en Argentina. Ayer lo hablaba con un amigo mientras tomábamos un café: hemos aceptado, como una especie de pacto, que asà de mal como estamos, estamos bien. No cambiamos nada por miedo a que, si cambiamos, las cosas empeoren. Aceptamos estar mal y vivimos en esa situación. El tránsito sigue siendo un desastre, los semáforos no se sincronizan, las bicisendas no son usadas porque te roban, y cuando te roban, nadie atrapa a los ladrones ni te devuelven lo que te quitaron.
Entonces, prosperan las empresas de lo que no deberÃa existir: seguros contra robos o accidentes. Todo el sistema de seguros funciona porque no vivimos seguros, porque nos van a robar o atropellar. Nos ocupamos de las consecuencias, no de las causas.
Por eso celebro que se vaya a implementar la Inteligencia Artificial, pero no lo demoremos. No hagamos una comisión que lo discuta durante años. Las herramientas están ahÃ: recogen datos y los procesan. Me acuerdo de Juan Pis, un mendocino que falleció en la pandemia. Ãl sabÃa exactamente cómo hacer que funcionaran los flujos de tránsito en el Gran Mendoza. Se ofreció a todos, fue por todos los consejos deliberantes, las municipalidades, las dependencias públicas, buscando soluciones.
Era una inteligencia humana, no artificial. SabÃa cómo hacer que el tránsito fluyera, para que lleguemos rápido, contaminemos menos y no dependamos de utopÃas como «no usemos autos». Nadie ha construido playas de estacionamiento en las afueras de la ciudad para fomentar el uso de transporte público. No hay estacionamientos subterráneos ni aéreos. Lo prometieron hace 20 años, pero no están.
Cierro diciendo que debemos solucionar los pequeños problemas, y con eso los gobernantes serán grandes. La gente los recordará toda la vida. Se habló en algún momento de la revolución de los sencillos. Es momento de ser revolucionarios.