Une entrevista realizada el 29 de noviembre de 2015 junto a Santiago Montiveros y Mariano Bustos, con producción periodística de Franco Pereira.

«Temo por la estabilidad institucional en Argentina», dijo el expresidente de Uruguay José «Pepe» Mujica horas después del triunfo de Mauricio Macri. Ahora, el actual senador uruguayo aclaró su frase y precisó, en diálogo con Tormenta de Ideas , que «no me refiero a un golpe de Estado, sino a la trabazón institucional que puede significar el no funcionamiento diligente de instituciones fundamentales como el Parlamento».

Por otra parte, desde su granja en Uruguay, el ex miembro de la guerrilla tupamaro analizó los motivos de la derrota kirchnerista, y remarcó la división interna del peronismo y la polarización de la ciudadanía como las causas fundamentales. Además, de Cristina, recordó aquel incidente que generó el audio donde se lo escuchó compararla peyorativamente con Néstor Kirchner.

Unasur, legalización de la marihuana, FIFA y su futuro político, entre otros temas de la entrevista.

-Desde hace tiempo que queremos hablar con usted pero tras las últimas elecciones en Argentina el interés se acentuó a partir de unas declaraciones suyas donde advierte de que en nuestro país estaría en riesgo la estabilidad tras la victoria de Macri. ¿Cómo debemos interpretar sus declaraciones?

– Sí, a ver. No me refiero a golpes de Estado, ni nada por el estilo. Pero no se precisa ser muy especializado para darse cuenta de que tienen un Parlamento con serios obstáculos. Entonces, si ahí el nuevo gobierno puede orquestar alianzas será una cosa, si no, otra. Cuando uno tiene en cuenta la historia argentina es muy difícil pensar en un hombre más bueno que (Raúl) Alfonsín, y todos tenemos en claro las vicisitudes que tuvo que pasar él y después (Fernando) De la Rúa. Por eso me parece que la palabra estabilidad hay que tomarla no con respecto a golpes de Estado, sino a la trabazón institucional que puede significar el no funcionamiento diligente de instituciones fundamentales como el Parlamento. Yo quiero que le vaya lo mejor posible a Macri, porque es importante para Argentina y para todos.

-¿Cómo puede influir en la región el hecho de que en Argentina haya un gobierno de una tendencia política distinta a la de los gobiernos de Chile, Uruguay o Bolivia, por ejemplo?

– Yo prefiero ver los hechos, porque tampoco son infinitas las variables que se pueden tomar. El gobierno que llega en Argentina tiene un déficit fiscal importante, tiene unas reservas escasas para la magnitud de la economía de su país y tiene que arreglar el problema exterior. No creo que sea sencillo. También hay que tener en cuenta la actitud que asuma el movimiento sindical. Todas esas cosas dejan entrever que puede haber muchas variables y todo dependerá de la capacidad política, de la flexibilidad y del no dogmatismo que tenga el Gobierno. Si el Gobierno logra una concordia, un país abierto, etcétera, será una historia. Si ocurre lo contrario, será otra. Habrá que verlo con los hechos.

-¿Por qué perdió el kirchnerismo en Argentina?

– Las sucesivas fracturas que hubo en el movimiento peronista, donde mucha gente quedó en el camino, generó un debilitamiento progresivo de la situación política. Además, había un país antagonizado. Ese clima no ayudó a mantener la propuesta.

-¿Qué papel debería cumplir Cristina Fernández dentro del peronismo a partir de ahora?

-Yo no soy quién para plantearle lo que tiene que hacer. No puedo hacer otra cosa que afirmar las lecciones que da la historia. El movimiento peronista está lleno de contradicciones, le diría que hay peronismo de izquierda, de derecha, y de centro. Más que una ideología, el peronismo es un sentimiento. Por eso tiene una fortaleza formidable y la demuestra más cuando no está en el gobierno, pareciera que le da un margen de relativa unidad. Cuando la logra, resulta francamente formidable. Entonces, que eso ocurra depende mucho de la habilidad política y flexibilidad del futuro gobierno. Si éste es capaz de que algunos sectores (del peronismo) lo apoyer, a costa de negociar, podrá ser un gobierno no tan de derecha, sino más de centro. Así debilitará el frente opositor. Era en función de esto que hablé de incógnita de estabilidad, en el sentido del trancazo del gobierno. La historia enseña que cuando a Argentina le va bien nos va bien a todos, sobre todo a los vecinos. Cuando no va, sentimos sogazos todos. Por eso soy parte interesada.

-Tras ganar la elección, Macri pidió echar a Venezuela del Mercosur. ¿Qué reflexión le merece?

– Que Macri está demasiado apurado, porque en definitiva en Venezuela hay elecciones y después de que el asado esté preparado veremos las conclusiones que hay que sacar. Ahora, si de entrada hace una apuesta tan alta, no es tan moderada su actitud como las declaraciones previas.

-Semanas atrás hablamos con Antonio Navarro Wolf, ex guerrillero del M19 y actual senador colombiano, quien tiene una historia similar a la suya. ¿Cómo es dejar las armas y, en su caso, llegar a la presidencia de un país?

– En realidad, los tupamaros hemos sido políticos con armas, siempre hemos priorizado el lado político y cuando no lo hicimos, pagamos las consecuencias. En Uruguay es peculiar el tema, porque no son posibles algunas cosas que son posibles en otra parte. Al lado político le damos mucha importancia, por eso no tuvimos dificultades de incorporarnos a la democracia liberal cuando salimos de la cárcel. No quisimos proceder como provocadores en un país que salía de una dictadura. Por eso, tomamos la decisión de insertarnos políticamente en esa realidad. A nosotros hay que juzgarnos en el medio en el que estamos, por eso la gente nos acompañó.

-Uno recuerda aquella frase suya sobre Cristina Fernández, donde la comparó peyorativamente con Néstor Kirchner. ¿Habló de aquello con la presidente?

– Una cosa es el lenguaje íntimo y otra que eso salga hacia afuera. Mi lenguaje está pautado por muchos años de cárcel con presos comunes. Sé que tengo un lenguaje canero, duro, poco diplomático. Ahora, ése es el derecho a la libertad íntima de cualquier ser humano. Cuando lo quieren transformar en el lenguaje político, y sí, hay cortocircuitos. Yo lo hablé con la señora presidenta y he tenido algunas discrepancias por intereses antagónicos, pero no significa que tenga en cuenta el peso y la importancia que tiene en Argentina. Con lo demás, cada cual es esclavo de su temperamento.

-¿Cómo analiza la gestión de Tabaré Vázquez?

– Bien, está cumpliendo con el programa. Tiene su estilo propio, lo fuimos a buscar para que fuera candidato y hago votos para que le vaya lo mejor posible. Esta semana se va aprobar el presupuesto que contó con nuestro apoyo. De hecho, sin nuestro apoyo sería imposible aprobar ese presupuesto, ha tenido un apoyo global y lo va a seguir teniendo. Porque nosotros antes que nada somos hombres de partido.

-¿Unasur ha perdido la esencia con la que se formó?

– Unasur todavía tiene mucho camino por delante. Es joven, pero ha cumplido servicios fundamentales. Es una tácita representación política de América del Sur sin intermediarios de afuera. Fue creado por la voluntad de los sudamericanos y en esa voluntad estuvieron presidentes de todas las tendencias. Tiene vigencia y es una necesidad. Cometeríamos un error si lo desactivamos por diferencias ideológicas. Hay que aprender a convivir con las diferencias, dándonos cuenta de que es una representación global de América del Sur. Puedo tener diferencias con Macri, pero recuerdo que cuando era jefe de Gobierno me invitó a la inauguración del Teatro Colón y contra viento y marea fui. No soy anti Macri, soy pro argentino, pero no desinteresadamente.

-Más allá de la Unasur, ¿el tratado Transpacífico de libre comercio que integran países como Chile y Perú pone a los miembros del Mercosur ante un nuevo desafío?

– Sí, y a los miembros del Transpacífico también. Si miramos la realidad, América Latina no puede renunciar al comercio intenso con China. Entonces, si el Transpacífico es el intento de poner una barrera a la competitividad china, es un arma que a nosotros nos puede perjudicar. Pero si se da una alternativa de ayudar a equilibrar la peligrosa dependencia de un único mercado, puede ser favorable. Si aumenta nuestra libertad, bienvenido. Si multiplica los problemas, sería un error. No hay que vivir en un mundo en bloques, porque los chicos quedamos afuera. Eso de un bloque que deje a China y a India afuera, tiene un problema hacia futuro. Ahora, si el Transpacífico no es para frenar a China, puede ser favorable.

-¿Qué resultados ha dado su iniciativa de legalización del consumo y producción de marihuana? Una medida que generó polémica en todo el continente.

– Sí, pero todo el continente está lleno de narcos presos y cada vez se consume más. El continente tiene que registrar el rotundo fracaso de las políticas represivas. Si tú quieres cambiar no puedes hacer lo mismo de siempre. Nosotros nos planteamos arrebatarle el mercado al narcotráfico para dejarlo sin sentido. El programa no está totalmente implementado. Recién se está trabajando para producir vía clones no cualquier marihuana, la genética nos tiene que ayudar. Estamos en ese proceso y lo que vamos a hacer es una política de regulación del consumo. Queremos atender las consecuencias. Si una dosis, que vamos a garantizar legalmente a una persona, no le alcanza, a ese consumidor habrá que atenderlo como un problema médico. Es lo mismo que me pasa a mí: si me tomo dos whiskys por día, tal vez no sea bueno, pero lo soporto; ahora, si me tomo un litro, soy alcohólico y me tienen que internar. Prefiero regular, reconocer una realidad, manejarlo y sacarme el fardo del narcotráfico. Acuérdese lo que le digo: dentro de 25 años no se discute más esto.

-¿Tiene ganas y energía para intentar ser nuevamente presidente?

– No. No tengo ninguna intención. Me gustaría tener la polenta de hace unos años. Soy un veterano que va para los 81 años y la polenta a esta edad viene cuesta abajo. Si uno no reconoce los frenos naturales, trabaja a favor de la muerte. Me encanta la política, me encantaría volver a ser presidente, pero más me gusta la vida, y si me meto en una farra que no puedo bancarla, quedo.

– ¿Cómo es su día a día?

– Esta mañana anduve con el tractor. Ahora estoy en un boliche hablando con los compañeros y tenía esta llamada pendiente. De tarde tengo que hacer unas cositas del Senado y en abril me voy a retirar del Senado por las razones que les dije anteriormente.

– Aprovechando su costado futbolero, el año pasado usted dijo que la FIFA estaba llena de, en otras palabras, gente corrupta. Después los hechos de alguna manera le dieron la razón.

– Yo en su momento dije algunas cosas medias groseras porque tenía algunas noticias de que era así. En un momento estallé y lo dije. Ojalá me hubiera equivocado, pero los hechos fueron peores. El venir viejo tiene muchos inconvenientes, los huesos no le dan, pero tiene algunas ventajas: se ve más lejos. La gente se embala y saca conclusiones a la carrera y no ve en profundidad. Yo soy viejo, no voy a escapar a los estigmas de la vejez, tampoco voy a escaparle a las ventajas de la vejez.

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