Director del BRICLab de la Universidad de Columbia, politólogo de la Universidad de Sao Paulo y columnista de Folha. Habló con «Tormenta de ideas».

 La situación de Brasil y, particularmente, de su presidenta Dilma Rousseff, fue analizada en el programa «Tormenta de ideas», por MDZ Radio, por el doctor en sociología de las universidades de Columbia y de Sao Paulo, además de columnista del diario Folha, Marcos Troyjo.

El efecto dominó de Brasil en los países «brasildependientes», bajo análisis.

– ¿El problema que afecta a Brasil es económico o político?

– Brasil tiene en este momento cuatro crisis. Hay una crisis político económica, porque uno de sus pilares de nuestra macroeconomía han sido quebrados en los últimos cuatro años. Eso ha puesto a Brasil en una situación delicada, con una deuda pública que crece en términos porcentuales de una manera muy extrema. Hay otra crisis de economía política, ya que Brasil no ha firmado acuerdos de comercio internacional con los mercados más dinámicos del mundo en los últimos 12 años. No ha aumentado su inversión en investigación, desarrollo e innovación. Hay una crisis con dimensión policial porque hay un escándalo en Petrobras en donde muchos millones de reales han sido desviados para un esquema de corrupción formado por políticos, empresas constructoras y partidos de apoyo a la base gubernamental. Eso ha conducido a una crisis institucional, porque la Cámara de Diputados es a veces un obstáculo y otras una manera de volver las cosas más fáciles para la presidenta Dilma, que no tiene mayoría y son involcrados en esa crisis policial. La confluencia de esas cuatro crisis lleva a Brasil a una parálisis. El país está paralizado y vive ciclos de 24 horas. Todo puede cambiar y la más completa expresión de ello es que tendrá una recesión de 35.

– ¿Hay un ánimo real de cambio? Dilma acaba de ser reelecta.

– Es muy difícil explicar esa paradoja porque en realidad, no hace un año, como usted dice, que Dilma fue reelecta. Pero ahora en encuestas dicen hoy que el apoyo a la presidenta es de solo el 7 por ciento de la población de Brasil. Cuando se le pregunta a la gente si desea el «impeachment» (destitución) de la presidenta la respuesta favorable trepa al 67%. Se ha mostrado de forma muy clara que la presidenta ha mentido sobre el estado de las cuentas públicas en la campaña presidencial, entre otras cosas. Eso fue uno de los efectos en términos de empleo, expectativa económica de Brasil, más destructivos.

– ¿Por qué algunos aliados de la presidenta se han alejado de su lado, como es el caso del presidente de la Cámara de Diputados?

– En realidad el actual presidente de la Cámara de Diputados, cuando organizaba su campaña para ascender a ese cargo no contó con el apoyo del partido que supuestamente era base de apoyo y que era el partido de la presidenta. Ella presentó un candidato propio que no ganó las elecciones y se despertó el revanchismo. Para aumentar su poder, como en nuestro método político en Brasil le cabe al presidente de la Cámara de Diputados de Brasil aceptar y poner en marcha procesos de juicio político e «impeachment», él ha aceptado avanzar para intentar aumentar su poder frernte a la presidenta. Eso está teniendo efectos terribles.

– ¿Se está jugando con fuego, ya que en vez de pedir correcciones están pidiendo la destitución, lo cual colocaría a Brasil en una situación más compleja?

– Hay mucha gente seria de origen democrático, que respeta la Constitución, que cree que en este momento la mejor solución es la destitución de la presidenta, ya sea por un proceso de impèachment u otro, el juzgamiento porque en la campaña de 2014 Dilma Rousseff recibió dinero por esquemas de corrupción junto a Petrobrás. Piensan que con la sola destitución de Dilma Brasil podría recuperar las condiciones mínimas de crecimiento económico y la normalidad de la vida político institucional. Es una cuestión muy compleja, pero hoy el número de aquellos que quieren la destitución de la presidenta porque creen que puede favorecer a Brasil es más grande que el de los que creen que hay un riesgo institucional.