Jorge Bustamante, autor de La República Corporativa, analiza el peso de las estructuras corporativas en Argentina y su impacto en la competitividad del paÃs. Desde regulaciones que limitan el desarrollo profesional hasta barreras proteccionistas que encarecen productos nacionales, Bustamante describe cómo estos âcurrosâ instaurados desde hace décadas frenan el crecimiento económico y agotan los recursos. En diálogo con Radio Mendoza, comparte sus perspectivas sobre las reformas necesarias para desmantelar estas trabas y reactivar el potencial productivo del paÃs.
Es realmente un placer poder hablar con Jorge Bustamante, autor de La República Corporativa. Buen dÃa, doctor Bustamante, un gusto saludarlo. ¿Cómo está?»
Buenos dÃas, Gabriel. Un gusto estar hablando en Radio en Mendoza.
Bueno, el gusto es nuestro. Lo hemos seguido a lo largo de su trayectoria, y realmente usted ha sabido ver, como se dice ahora, lo que es la Argentina corporativa. Hoy tenemos muchas noticias atravesadas por este trasfondo: el tironeo entre organizaciones que no quieren cambiar ni evolucionar, y que estanca a la Argentina. La âtiran de culo al sueloâ, si se me permite.»
Asà es. Yo empecé a verlo en los 80, y el libro lo escribà entre fines de los 80 y comienzos de la época de AlfonsÃn. En la práctica soy abogado, y lo vi en la función pública. Por ejemplo, cuando fui ministro, habÃa una donación para hacer una escuela rural, pero cuando llegó el momento de concretarla, surgieron trabas: un colegio profesional imponÃa requisitos sobre los médicos rurales. Estos querÃan afiliarse, pero âel cupo estaba cerradoâ. Esa barrera sanitaria impedÃa que médicos rurales trabajaran, y casos como estos llegaban hasta la Corte Suprema. Poco a poco fui acumulando evidencia hasta darme cuenta de que todo estaba regulado.
Usted mencionó que en su libro, publicado en 1988, hay frases que se siguen repitiendo, como que âen Argentina, los problemas no son los ilÃcitos, sino los lÃcitosâ. ¿PodrÃa explicar eso?
Exacto. Eso significa que cada uno tiene un currito: algunos son grandes, otros pequeños, pero todos ponen obstáculos. Otra frase es que âel precio de uno es el costo de otroâ. Cada restricción que uno impone se convierte en un costo para otro, y asà sucesivamente. Eso ha hecho que Argentina pierda competitividad. Nuestro problema de fondo es que dependemos del campo para financiar otras actividades, lo que nos lleva a crisis por falta de dólares.
Usted habló de un periodo de 80 años. ¿Cuándo comenzó esta cultura de los âcurrosâ, que parece interminable?
Es casi para una conferencia, pero te lo resumo: allá por los años 30, se impuso una ideologÃa corporativista similar al fascismo italiano, donde en lugar de competir, se ordenaba que el Estado diera a cada uno lo suyo. AsÃ, cada sector pedÃa algo y se creaban regulaciones, con las industrias y las profesiones pidiendo registros y regulaciones de honorarios. Asà funciona el corporativismo en Argentina.
Buen dÃa, Bustamante, le habla Hernán. En cuanto a los impuestos, ¿cree que se podrÃa romper el sistema impositivo que sustenta este corporativismo?
Son dos temas. Por un lado, la presión fiscal en el gasto público es enorme. Tenemos un problema con la coparticipación federal, donde las provincias más pobres no hacen esfuerzos productivos y solo reciben fondos nacionales. Eso hace difÃcil bajar la presión fiscal. Por el lado del corporativismo, existen mecanismos que no tienen impacto fiscal, como mercados cerrados, donde el costo recae sobre el consumidor en forma de sobreprecios.
PodrÃamos hablar todo el dÃa, pero no quiero dejar de lado un tema muy tierno: sus 300 cuentos de buenas noches. Cuéntenos un poco más.
Fue durante la pandemia. Mi nieto, de 7 años, me pidió un cuento para dormir. Durante 300 noches le inventé historias, y esos cuentos fueron sumándose a la colección de otros padres y abuelos. Mi esposa me animó a publicarlos, y asà surgieron Los cuentos del abuelo Jorge, que hoy se venden para recaudar fondos para el Hospital de Niños Gutiz.
Es una historia muy bonita. Nos encantarÃa conocerlo en persona cuando visite Mendoza. Muchas gracias por su tiempo, doctor Bustamante.
Gracias a ustedes. Un abrazo.