El Presidente dio un mensaje de fin de año desalentador, pero que esconde una lejana posibilidad de que haya luz al final del túnel: que se haga lo que él propone, sin cuestionarlo.
El presidente Javier Milei dio un mensaje de fin de año que, lejos de dar indicios para desear un «feliz Año Nuevo», como serÃa lo esperable en un gobierno estándar, repitió su «el que avisa no traiciona» dando datos catastróficos sobre la situación argentina y reiteró también su planteo de que «sin mà todo serÃa peor».
Su frase final de «que Dios bendiga a los argentinos y que las fuerzas del Cielo nos acompañen» resulta un telón de fondo adecuado, que pone el horizonte fuera del alcance de los humanos y da cuenta de una situación que requiere de superhéroes o lo que ha decretado y además, pedido al Congreso: superpoderes.
El «infeliz Año Nuevo» pronosticado por el presidente sigue la lÃnea iniciada en su mensaje de asunción que busca que la sociedad comprenda (en caso de tener razón) o crea (en el supuesto de que esté exagerando para poder extender el apoyo popular conseguido y en beneficio propio) la gravedad de la encerrona en la que dejó al paÃs el peronismo y -en su perspectiva- todos los gobiernos que le precedieron, con algunas excepciones en la Generación del â80 y el menemismo.
Su estrategia ya la conocemos: a mediano y largo plazo piensa cambiar totalmente el modelo económico y social del paÃs.
Las dudas que deja son los movimientos tácticos para conseguirlo, ya que en lugar de apelar a la negociación, continúa con la exposición pública de los que se le oponen.
La situación es compleja, habida cuenta que ha logrado alinear en su contra a una nueva oposición: todos los que han sido privilegiados por beneficios del Estado, en donde sea que se encuentren, sindicatos, partidos polÃticos o corporaciones de diverso tipo.Â
Pero el sistema de partidos polÃticos se ve atravesado por las dudas y contradicciones. En ese contexto, Milei es un pescador ganando gracias al rÃo revuelto.
Mientras logra eso, está sumando en cuentagotas a cargos de su gobierno a personas que son parte de los partidos tradicionales, a los que acusa de ser «la casta». Eso desconcierta y paraliza a la polÃtica que, conocedora de que su supervivencia depende en gran medida de tener con qué pagar la cuota de pertenencia, espera a que le den un cargo antes de pasarse a la oposición con claridad.
Hay kirchneristas, massistas, radicales, peronistas de distinto formato ya en la «revolución libertaria» de Milei. Y ya lo advirtió Juan Grabois, el cuadro más sólido que va quedando del otro lado, cuando se dio cuenta de los dirigentes del Partido Justicialista o su última marca electoral, Unión por la Patria, no los están acompañando en las calles a la hora de reclamar e intentar bloquear el rotundo cambio propuesto por el nuevo gobierno.
De casualidad, casi «como para cumplir», uno que otro tuitea algún rechazo al plan de Milei y sus numerosos paquetes derogatorios de leyes y de desregulación total.
El mensaje
«El próximo año será duro para todos nosotros», dijo el Presidente al saludar por Año Nuevo. «A algunos les ha llamado la atención de la cantidad y la celeridad de medidas que hemos tomado. Lo cierto es que fueron necesarias para morigerar los efectos de la peor herencia de la historia«, justificó en defensa de sus medidas.
«Estos son los primeros pasos para dar vuelta la página y dejar atrás, de una vez y para siempre, el modelo económico de la casta, que hunde a los argentinos en la miseria desde hace más de 100 años. El cambio de raÃz respecto a este modelo empobrecedor es un compromiso innegociable que asumà con todos los argentinos», continuó el presidente.
En ese marco, Milei analizó que «estamos ante una situación de emergencia nacional que requiere que actuemos de forma inmediata y contundente, con la mayor cantidad de instrumentos posibles, que exceden ampliamente los recursos que hemos usado en estas primeras semanas». «A menos que hagamos lo necesario ahora, nos dirigimos a una catástrofe económica de una magnitud desconocida para cualquier argentino vivo«, amenazó.
Sobre la denominada popularmente comoÂLey Ãmnibus, dijo: «Puede determinar el destino de nuestra patria, con la convicción de que se aprobará en las próximas semanas«. «Esta ley brinda al Ejecutivo las facultades necesarias para actuar frente a esta situación de emergencia», interpretó y añadió que busca «tener un paÃs libre con un Estado limitado, en defensa de la vida, la libertad y la propiedad de los argentinos».
«Este puede ser el año en que terminemos con un siglo de fracasos», sembró como única esperanza hacia el futuro. Pero condicionado: dijo que eso solo será posible si sus criticadas medidas son aprobadas.