El exjuez español amigo de Cristina Kirchner que se mete de lleno en la política

Gabriel Conte
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Soy Gabriel Conte, periodista. Fundé el diario Memo (memo.com.ar) en 2019. Creé y dirigí en los años ’90 la hoja de cultura El Comunero. Fui director de la revista Mendosat y durante 12 años trabajé como periodista, subdirector y luego director del portal MDZ, además de ser director de MDZ Radio. Mis primeros pasos en el periodismo los di en LV10 Radio de Cuyo. Mi programa «Tormenta de ideas» entrevistó a unos 30 mandatarios y expresidentes, premios Nobel y figuras destacadas del mundo, por Radio Nihuil. He colaborado con medios de Argentina y el extranjero.

Exmagistrado español suspendido por su investigación de los crímenes del franquismo. Director propuesto por Argentina del Centro de Derechos Humanos de la Unesco.

El exjuez español Baltasar Garzón se «metió» con la Argentina en 1996 a raíz de los crímenes de la última dictadura militar, que investigó desde España. Desde 2012, mantiene una relación con el gobierno argentino que puede ser considerada privilegiada, estrecha. Al punto que fue contratado para que asesore, primero, a la Cámara de Diputados y luego, para trabajar en un organismo de la Unesco.

Surgieron numerosas versiones en torno a su integración a la política argentina. Sin embargo, las desmintió en este diálogo que mantuvo con MDZ Radio. Lo mismo hizo, de plano, con la mencionada posibilidad de que sea propuesto para integrar la Corte Suprema de Justicia en un futuro, para lo cual deberá acreditar, primero, ocho años de residencia y seis de ejercicio de la profesión en el país.

– ¿Cómo es que usted que está involucrado en los grandes casos del mundo, termina involucrado con el gobierno argentino que, por tora parte, le tiene mucho afecto?

– Yo estuve desde el año 2012, cuando fui nombrado asesor de derechos humanos de la Cámara de Diputados y posteriormente asumí como presidente del Centro Internacional de Promoción de los Derechos Humanos de categoría dos de la Unesco, dejando mi función como asesor en la Cámara y desde entonces desempeño esta labor. En este centro, que tiene autonomía propia y que está ubicado en el Cesma y está dedicado a la política internacional sobre derechos humanos. Es fruto de un acuerdo entre el gobierno argentino y la Unesco. Ese es mi actuación en este momento, formando parte, también, del cuerpo de asesores del Ministerio de Asesores.

– ¿Cuál fue el camino para llegar a Cristina Fernández de Kirchner?

– Yo a Néstor Kirchner lo conozco desde el año 2005 y también a la entonces senadora Cristinas Fernández de Kirchner. Desde entonces en alguna ocasión he coincidido con ellos y con Néstor Kirchner y la presidenta ya. Cuando a mi me suspendieron en España el 14 de mayo de 2010, por la investigación de los crímenes franquistas, se celebraba la Cumbre Iberoamericana de Jefes de Estado y ellos fueron los primeros que me convocaron a la embajada para dmeostrar la solidaridad. Ha sido una relación formal y, puntualmente, ha estado siempre acompañada de un apoyo muy explícito a mi persona como juez y es de suponer que,. por mi labor en relación con las investigaciones de los crímenes de la dictadura argentina, que yo comencé a investigar en España en 1996 con el Caso Argentina, después el Caso Scilingo y con todas las investigaciones que dieron lugar y que, finalmente, fueron remitidas a la Argentina después de que se derogaran las leyes de Obediencia Debida y Punto Final.

– Hay una valoración positiva sobre el trabajo que se ha hecho sobre los derechos humanos en torno a lo que pasó hace 30 años o más hacia atrás…

– Sin lugar a dudas, porque Argentina es ejemplo a nivel mundial y de eso debe estar muy orgulloso todo el pueblo argentino porque, en definitiva, es un esfuerzo que han hecho todos, principalmente las víctimas, de organismos de derechos humanos pero también de todas y todos que han puesto en valor la defensa de los derechos humanos, el desarrollo de una política integral en la materia y sobre todo en el ámbito del resarcimiento de la justicia, la verdad y la reparación en relación a las víctimas de la dictadura argentina. Es un ejemplo único en el mundo la acción de la justicia hasta el día de hoy. Después de oír el alegato del fiscal Ouviña en el juicio del Operativo Cóndor, creo que no debe quedar ninguna duda del esfuerzo que está haciéndose desde Argentina y en todo el mundo.

– Surge no solo en Argentina sino en distintos países, las críticas sobre cuánto respeto hay en realidad a los derechos humanos en la actualidad. La pobreza, la represión de fuerzas policiales, la rfepresión de amnifestaciones. ¿Es esto una carencia?

– Desgraciadamente en los últimos años se ha producido una especie de constante de restricción en algunos países de derechos ya consolidados, más motivados por ese miedo al desarrollo de los derechos ciudadanos que a veces la clase política tiene en algunos países, pero que sin embargo forma parte de un entendimiento muy potente de lo que es la democracia participativa. Los ciudadanos y ciudadanas de distintos países quieren más participación en la vida pública de sus respectivos países, y así vemos ejemplos como el de Guatemala, que gracia a esas movilizaciones populares se ha motivado también a los organismos públicos y, en este caso con apoyo de la Comisión Internacional contra la Impunidad, para que se investiguen los hechos e, incluso, lleguen a la suspensión o el abandono por parte del presidente de la República. En otros países hemos visto restricción del derecho a manifestación o de reuniones por el temor a esa participación ciudadana. En definitiva se están redefiniendo mucho las posiciones, y a mí me ha llamado siempre mucho la atención, que un país como Argentina la participación ciudadana en la vida pública es efervescente, es permanente y también es ejemplo en el entorno internacional. Sin embargo, lógicamente tenemos problemas complicados y sobre todo ahora, como estamos viendo con las corrientes migratorias que son consecuencia de los conflictos armados o la presión de aquellos que más desamparados están o gracias al efecto negativo de la pobreza y la diferencias entre unos y otros. Hay cuestiones económicas y políticas que están en primera línea.

– Son las ONG de derechos humanos las que vienen levantándose en el mundo y en la Argentina. ¿Sirve que se creen «ministerios» de derechos humanos -cosa que aquí no ha pasado todavía-? ¿Eso no aplasta el trabajo de las ONGs por defenderse de la presión de los estados?

– Yo creo que depende como se mire. Entiendo que el hecho de que los gobiernos presten una atención específica y prevalente a la defensa de los derechos humanos es fundamental. Es una tarea transversal que debe ser integral y debe atravesar a todas las políticas y en todos los niveles. El papel de la sociedad civil no puede ser obviado porque es el músculo, el nervio que hace cambiar las cosas. Pero que haya una mayor sensibilidad y sensibilización por parte de un Ejecutivo hasta el punto de hacer valer la importancia de los derechos humanos, es bueno. No oficializarla, porque jamás se puede oficializar, sino asumirla, integrarla para ponerla en práctica en forma participativa y no impositiva. Sobre todo, teniendo en cuenta que hay amenazas de muchos grados y muy intensas que no vienen solo desde el Estado sino desde otros ámbitos que pueden afectar a los derechos humanos inmediatamente relacionados con las personas, sino con el entorno, con los derechos de la naturaleza, en fin. Son momentos en los que yo sí creo qe debe haber una política integral de los derechos humanos en el más amplio sentido.

– A raíz de su experiencia y de su llegada al gobierno de la Argentina se especuló en algún momento que usted podría desarrollar actividades en el país. Se dijo inclusive que podría llegar a ser miembro de la Corte de Justicia, aunque por ahora no cumple con los requisitos requeridos.

– No. No.

– ¿Pero lo ha pensado para algún momento de su vida?

– Ya he visto que se había publicado algo de ello, pero no, no. Eso sí: yo agradezco a la Argentina la recepción que me ha hecho en momentos difíciles en mi vida y he tratado y trato de aportar toda mi experiencia y siempre estaré a disposición de la Argentina para trabajar, como lo vengo haciendo, pero hasta ahí llega mi participación. Creo que en Argentina hay juristas de primera talla que pueden ostentar el puesto tan preferencial como es el de la Corte Suprema, sobre todo una Corte que debe representar la sensibilidad del pueblo argentino, una justicia participativa, una justicia a la que yo estoy apoyando o aportando mis conocimientos pero lógicamente desde mi posición que no pasa por integrarme a ese estamento.

– ¿Y en su país, piensa integrarse activamente a la política? Permanentemente se habla de usted.

Bueno, se habla, sí. Yo he dicho en más de una ocasión y en más de dos, y ahora mismo estamos en las puertas de un proceso electoral, que los ciudadanos debemos de participar activamente en política, cada uno en el nivel que considere que le corresponda. Yo lo estoy haciendo a través de la Convocatoria Cívica, una asociación que presido, que tiene una vocación claramente integradora de las corrientes progresistas para hacer un frente unitario frente a políticas conservadoras del Partido Popular. Sigo pensando lo mismo: creo que hay que ser más abierto en todo el escenario de la izquierda y del progresismo porque una alternativa política diferente en España a la de la estricta austeridad que hasta ahora estamos viendo en los últimos cuatro años, es necesaria. Por lo tanto, sí estoy participando y voy a continuar participando, lo cual no quiere decir que asuma la responsabilidad indiferente a esa promoción de acciones políticas alternativas, a que acerquen a la política la participación de los ciudadanos que creo que es absolutamente necesaria.

– Hace unos días entrevistábamos aquí mismo a Manuela Carmena, la alcaldesa de Madrid, ex jueza ella…

– Bueno, somos de la misma promoción de jueces. Somos de la Promoción 27 de jueces que entramos en el año 80. Además, somos buenos amigos y además es una excelente profesional y yo le he deseado mucha suerte en la Alcaldía de Madrid. Creo que lo está haciendo bien.

– Por último, le pedimos un balance de la situación de los refugiados. Cíclicamente el mundo tiene problemas en cuáles focalizarse aunque sin embargo prevalecen en simultáneos muchos de los anteriores. ¿OPbserva que el mundo mejora en torno a los derechos de las personas que lo habitamos o cada vez es peor?

– Uno se asusta a veces. No sé si de la incompetencia o de la insensibilidad que a veces los países más favorecidos presentan frente a los que no lo son tanto. Nos olvidamos que las migraciones siempre han sido un vehículo cultural, de integración, de mestizaje. En definitiva, es lo que la cartografía del mundo es: una pura mezcla y en eso está el avance. Sin embargo, ahora vemos lo que es la consecuencia de la proliferación de conflictos armados, muchas veces provocado desde fuera o por una inactividad de quienes podrían evitarlos, se producen migraciones masivas en unas situaciones políticas y económicas muy gravosas para quienes la sufren. Y a la vez, una política, como está sucediendo en Europa que durante muchos años hemos reclamado que existiera y que nos ha agarrado con la guardia baja y nos encontramos en el inicio casi de un invierno que va a ser muy duro y con millones de personas tratando de atravesar fronteras sorteando cada vez más obstáculos. O con discursos totalmente xenófobos, como el de Donald Trump que habla de construir un muro en la frontera con México. Creo que los alardes electorales y el aprovechamiento de la bondad, incluso del desconocimiento de la gente no puede llevar en la política a la manipulación más grosera y, desde luego, al quebranto de los derechos fundamentales a una vida digna y al desarrollo, al fundamento, a la posibilidad del ser humano a desarrollarse a través de todas las cualidades que pueden estar en su tierra de origen o en cualquier otra. Desde luego que hay que hacer una política mucho más integral, más regional y más universal sobre migración que solucione estos problemas, que cada vez, lamentablemente, van a ir a mayores.