7:35 de una mañana lluviosa en Mendoza — Va a seguir así hasta más o menos las 6 de la tarde. Tengo unos minutitos para reflexionar sobre un tema, y hoy me voy a enfocar en el peronismo. No como lo hablamos la semana pasada, sobre la oposición y su importancia para que haya un buen oficialismo, sino en cómo está el peronismo hoy en Mendoza.
Mendoza es una provincia en la que, desde 1983 hasta ahora, la mitad de los gobiernos han sido peronistas y la otra mitad radicales: cinco gobiernos peronistas y seis radicales. Sin embargo, el peronismo está pinchado, dividido de alguna manera. No podemos hablar de un solo peronismo; hay muchos peronismos, todos dispersos, viviendo un mal momento. Si los propios peronistas no asumen esta realidad, nunca van a resolver su situación. Por ahora, están partidos en dos, pero venían divididos en mucho más, debido a la incorporación de movimientos sociales y distintas corrientes de pensamiento. Hasta las PASO, nada más, se presentaron cuatro listas.
Los peronismos de Mendoza están buscando cómo ser visibles para la sociedad. Pero en esa tarea, caminan por la cornisa, y pueden caerse, porque necesitan ser vistos no solo como una opción con capacidad de gobernar, sino también como organizadores de eventos. No pueden dar la imagen de ser solo una ONG, porque una ONG es una organización no gubernamental, y lo que el peronismo quiere es ganar el gobierno. Por lo tanto, tienen que demostrar algo más que buenas intenciones, reclamos o manifestaciones. Necesitan mostrar cuadros, ofrecer respuestas concretas: «Esto lo solucionaríamos así». Deben tener un buen diagnóstico hecho. Diagnósticos hay de sobra sobre cómo está Mendoza y qué problemas urgen, pero ahora es necesario buscar soluciones adecuadas, sinceras y concretas, que sean rastreables, es decir, que podamos ver cómo se empiezan a solucionar los temas y tengamos una idea de cuándo se van a terminar de resolver.
Porque con la esperanza pateada todos los días un poquito más adelante, no hacemos absolutamente nada. Es por esto que digo que hoy el peronismo es como un perro que ladra pero no muerde, como en ese video que todos hemos visto en las redes sociales: están detrás de las rejas, ladran, ladran, pero si les abrís las rejas, no pasa nada. No tienen mucho para hacer, básicamente porque no están tomándose el tiempo para mirarse hacia adentro, organizarse, saber qué quieren hacer con Mendoza y qué quieren hacer con ellos mismos.
Hay un tema importante: muchos de estos dirigentes todavía están en la palestra, siguen siendo llamados dirigentes porque se quedaron en los cargos que tenían durante el gobierno anterior, o porque tienen pactos con el gobierno de Milei o sus representantes en Mendoza, o porque no les encuentran reemplazo, o porque a lo mejor son los que saben cómo manejar la situación. Voy por la cuarta opción: o porque quedaron atornillados con algún cargo de planta. Esto está pasando muchísimo. Tenemos muchísima información que nos llega desde organismos como PAMI, ANSES y otros nacionales. En Mendoza hay cerca de 200 organismos nacionales donde dicen: «Mirá, todos los que eran directores, coordinadores, etcétera, se han quedado atornillados con cargos de planta y no los podés sacar». Entonces, el nuevo gobierno ha tenido que pactar con ellos, desde allí, con sueldos que van hasta los 3 o 4 millones de pesos. Son dirigentes populares, los dirigentes populares más deseados del mundo, con grandes sueldos, una buena vida y, la verdad, sin ningún apuro por abandonar el cargo.
A ver, ¿tienen apuro por hacer un partido que gane las elecciones? Si siguen apoltronados en esos cargos, no van a tener vocación de poder, porque ya están en el poder, están dentro del poder, entrelazados con el resto del personal, mezclados, y desde allí hacen algún tipo de política como para cumplir con la función que les ha dado su partido.
El peronismo necesita renacer, replantearse, organizarse, buscar figuras potables y hacedoras, porque las ha tenido. Esto no hay que negarlo. Mendoza, fundamentalmente, ha tenido protagonistas hacedores. Hace falta que el peronismo se reconstruya, y también hace falta revisar todos estos cargos, porque a veces no están ocupados por personas capacitadas para estar en ese lugar, sino que son acomodados, básicamente, como siempre les hemos llamado.