Me tomo unos minutitos a esta hora para hablar de algún tema puntual. Tengo dos hoy, uno aclaratorio y uno que me pareció contundente. Lo hablamos en los títulos, en el inicio del programa. No es que el senador nacional y presidente provisional del Senado, Bartolomé Abdala, que fue ministro de Rodríguez Saá en San Luis y que ahora es el segundo de Victoria Villarruel, estuvo anoche en un programa de televisión que se llama «La Voz». Es un programa más bien amistoso, digamos, un programa «territorio amigo», se podría decir. Allí estaba el senador Abdala hablando de la gente que había metido en la Cámara para que quedaran «atornillados».
Sergio Massa… bueno, se les escapó un tiro por la culata porque dejaron de hablar de Sergio Massa cuando el senador Abdala dijo: «Bueno, yo tengo más de 15 asesores seguro», y le preguntaron: «¿Para qué los tiene?». Y él respondió: «Bueno, es que yo quiero ser gobernador de San Luis». Entonces le preguntaron: «¿Cuántos hay en la provincia de San Luis y cuántos en el Senado?». Y él dijo: «Son unos 13 que me están manteniendo vivo el territorio político porque yo quiero volver».
Bueno, para que tengan una idea, ahí también los periodistas estuvieron bien al explicarle: «Miren, no son sus asesores, son nuestros. Tienen que sacar leyes, tienen que asesorarlo en el Congreso». Abdala no supo qué decir; estaba muy contento por estar en la televisión y en «territorio amigo». Él estaba seguro de que la estaba pasando bomba, pero lo que ha dicho está muy bien, porque ha confesado una realidad de los senadores nacionales.
Acá lo hemos dicho un montón de veces y hemos recibido llamadas de un montón de personas que hasta se sintieron ofendidas. Pero los senadores nacionales por Mendoza también tienen una culada de asesores. Bueno, lo que pasa es que hay que ver para qué los tienen, si son más importantes que otros. No todo es lo mismo. No tiene que ver con la cantidad, no es por kilo. La cantidad de asesores tiene que ver con para qué sirven, básicamente.
En este caso, ¿cuál fue la reflexión que me pareció que había que hacer? Ayer hubo manifestaciones en el Congreso. Está bien, los manifestantes no eran jubilados, eran los dirigentes del kirchnerismo. Pero hubo una manifestación porque el presidente de la Nación, Javier Milei, vetó la actualización previsional que la verdad no afectaba tanto al presupuesto. Y por otro lado tenemos esto, que parece que tampoco afecta el presupuesto: tener asesores «atroche y moche» en el Senado de la Nación para que hagan política en las provincias y no para que trabajen en el Senado. Entonces, queda abierta todavía una gran válvula en donde hay que ajustar. Y eso que Villarruel dijo que ya había ajustado. Y eso que Milei da claras cuentas de que está llegando al superávit fiscal, cortando principalmente a sectores como los jubilados o el sector público. Bueno, también debería cortar a los senadores; son parte de la «casta». Allí también hay que ajustar.
La verdad es que queda por delante revisar esto, porque hay ajustes necesarios y otros que parecen innecesarios. Hay una cuestión que le está pasando al gobierno de Milei, y es que la credibilidad va a cuajar recién cuando se note coherencia. Sé que es difícil tener coherencia en un momento donde hay que hacer cambios muy profundos, cuando hay gente que está muy acostumbrada a que no cambie nada. En Argentina hay mucho de esto: cambiar una cosita, lo que se llama «gatopardismo», para que no cambie nada. Hacemos como que todo pasó bien, estamos avanzando, está todo de lujo. Milei parece que quiere hacer cambios profundos. Bueno, también tiene que pasar por este costado.
No hay que perder de vista lo que dijo este senador. Hay que revisar un poco más, y les pido que revisen las notas que hemos contado en Memo sobre quiénes son los asesores de los senadores nacionales por Mendoza. También es distinto, lo repito: no es por kilo, es por calidad, a qué se dedican y dónde están. Y cuánto cobran. Atención, acá nos encontramos el otro día en la vereda con un asesor del Congreso, categoría A, que es la más alta, con una fortuna de ingresos, y que estaba un día martes o miércoles caminando por tribunales. Básicamente, hace su vida aquí en Mendoza. Es un tipo que heredaron, que lo dejaron en el puesto y que no renuncia al cargo. Hay muchos de estos, categoría A, en la Legislatura, en los municipios, dando vueltas por la calle Colón o la peatonal. Bueno, cobran un salariazo en el Congreso de la Nación, y ya nos habremos dado cuenta de que no hacen falta. Punto con este tema.
El otro tema, la aclaración: todos hemos leído que la pobreza llegó al 52%. Lo repito, ayer hablé con gente y me dijeron: «¿Viste que llegó al 52%?». ¿Por qué? Porque así llegó el comunicado de la Universidad Católica Argentina, que habitualmente trabaja para el peronismo. Esto lo quiero decir con toda claridad: en sus informes, defiende a los gobiernos peronistas y ataca a los que no lo son. Ahora hay un gobierno que parece peronista pero no lo es, es de otro signo, inclusive hay mucha polémica. Entonces dijeron: «No, llegó al 52%». Cuando me meto a estudiar los datos, resulta ser que efectivamente hay un promedio del 52%. Pero, ¿saben qué? El hambre no se promedia. El hambre es una cifra exacta de personas que tienen hambre y están sufriendo pobreza.
El informe decía: «Miren, el gobierno anterior se fue con 47% de pobreza, y ya alcanzamos el 52%». No, no, no es así. El gobierno anterior se fue con el 47% cuando terminó el mandato, pero no terminaron las consecuencias del gobierno anterior. En el primer trimestre de este año, la pobreza, según este mismo instituto de la Universidad Católica Argentina, llegó al 55%. Es decir, el gobierno anterior dejó el 55% de pobreza, y lo que ha pasado en el segundo trimestre de este año es que llegó al 49%. Entonces, ¿qué quiere decir? Que bajó la pobreza del 55% al 49%. No he escuchado periodistas que lo digan, no lo he leído en los medios: bajó del 55% al 49% de un trimestre al otro. Sacar el promedio es de mala fe, básicamente quería explicarlo.