En este caso, no voy a opinar, pero sí quiero explicar de qué se trata el «Pacto por el Futuro» que aprobó Naciones Unidas este fin de semana, tras una cumbre mundial en Nueva York. En esa cumbre se discutió el replanteo de lo que era la Agenda 2030, que ahora se ha extendido a la Agenda 2045, es decir, la patearon un poco más para adelante.

¿Por qué lo tengo que plantear? ¿Por qué lo tenemos que explicar? Porque Argentina se desmarcó de este acuerdo. Argentina, a través de la canciller Diana Mondino, presentó un discurso en las Naciones Unidas donde expresó que el país no adhiere, ni aplicará, ni se sumará a este pacto que firmaron 193 países.

Ahora, ustedes se preguntarán: ¿Por qué Argentina no está? Bueno, hay cosas buenas y cosas malas, cada uno puede opinar sobre eso. Lo que probablemente esté haciendo el gobierno argentino es política interna a nivel internacional, llevando su posicionamiento ideológico en contra del internacionalismo y la globalización, una postura más dirigida hacia los Estados nación. Este es un fenómeno que se ve en muchos gobiernos de derecha actuales, que son más bien de índole nacionalista, lo que indicaría que no son tan liberales como se dicen. Son más proteccionistas, al estilo de Trump y Bolsonaro, y por eso no lo firmarían.

Desde esta perspectiva, podría argumentarse que no es correcto que Argentina lleve una promoción partidaria interna a las Naciones Unidas. Por otro lado, Argentina también expone algunas verdades, como por ejemplo que las Naciones Unidas no están sirviendo de mucho en estos tiempos. Las guerras siguen desarrollándose, los países son invadidos y esquilmados de sus recursos, y las Naciones Unidas no intervienen. Las dictaduras siguen en pie y nadie hace nada.

Entonces, ¿qué es el «Pacto por el Futuro»? Es un acuerdo que contiene 56 puntos, más de 100 recomendaciones, y busca la reconfiguración y transformación de la Organización de las Naciones Unidas en algo más dinámico. La idea es que abarque más aspectos y esté mucho más pendiente de lo que hacen los países y sus gobiernos. Básicamente, porque las Naciones Unidas funcionan como un gobierno de los gobiernos, como una gran casa de gobierno del mundo, con oficinas públicas. Por lo tanto, tampoco se le puede exigir mucha eficiencia si cada país en su propio territorio tampoco lo es.

¿Qué critica el gobierno argentino? Principalmente, el tono progresista del pacto. Por ejemplo, se aborda la cuestión de género y se propone la igualdad total en ese ámbito. También se plantea la igualdad económica entre las personas, algo que va en contra del libertarianismo que sostiene Javier Milei. Según esa visión, cada persona debe esforzarse por su cuenta para superarse, competir y no depender del Estado ni de la ONU para lograr que todos estén al mismo nivel. Esto, según esa lógica, pone en desventaja a quienes ya se han esforzado para conseguir lo que tienen.

Esto lo explico a grandes rasgos para que se entienda mejor. Es un tema complejo, pero pueden leer más en el diario Memo, que cumple cinco años hoy, donde encontrarán una lista completa de lo que es el pacto y la posición del gobierno de Milei.

¿Y quién más se opuso al pacto además de Argentina? Bueno, entre otros, Rusia, bajo el liderazgo de Putin, y Corea del Norte, un país totalmente hermético y comunista. En cambio, votaron a favor países como Estados Unidos, la sede del capitalismo global, Europa y Brasil.

Cada uno debería revisar este pacto y ver si sus fundamentos son compatibles con sus ideas. El pacto, por ejemplo, propone un mundo más ordenado y organizado, además de controlar la inteligencia artificial y regular las redes sociales, lo que es muy polémico. Brasil, por ejemplo, prohibió Twitter. Países autoritarios están cerrando las redes sociales para que la gente no opine, porque los viejos políticos no quieren plataformas de expresión democrática y temen la participación directa de los ciudadanos.

Desde el punto de vista de la ONU, tratan de defender al mundo a su manera, mientras que, desde la perspectiva del gobierno argentino, lo que están haciendo es intentar imponer un comunismo global, según los términos que habitualmente utilizan.

¿Qué pienso yo? Bueno, ahora sí voy a opinar. Si se explicaran las cosas de manera más didáctica, no entraríamos en esta puja ideológica. Al final, lo que hace el gobierno argentino es similar a lo que hacía el kirchnerismo: llevar ideología a los foros internacionales y tomar decisiones basadas en coincidencias ideológicas, en lugar de enfocarse en lo que realmente le hace falta a la gente. Al final, no se trata de ideologías o partidos políticos, sino de encontrar un equilibrio que permita que todos estemos mejor.

Más o menos, esto es lo que está pasando con el «Pacto por el Futuro», del cual Argentina se ha desmarcado.